(…. viene de Crónica Viaje a la Casa de Jane Austen Dia 1 Llegada…)

Tras recorrer todo lo largo de la HighStreet de Alton, llegamos a un pequeño cruce bajo un puente, más otro puente que tuvimos que atravesar por debajo… Para llegar a la casa donde habíamos reservado nuestra habitación teníamos que pasar por delante de Chawton Cottage, la casa de Jane Austen, así que, movidas más por la emoción que la razón, decidimos hacer parada antes de dejar nuestro equipaje. Sinceramente, no había opción.

¡No me lo podía ni creer! Después de tantos años ¡más de 30! soñando con este momento y, por fin, aquí nos encontrábamos. Y, sin dudarlo, aún con las pestañas aún pegadas del madrugón y de la larga caminata en un día cálido y húmedo del mes de Julio a lo largo de Alton, decidimos que lo mejor era aprovechar al máximo el tiempo, y visitar sin más dilación la casa de Jane. Creo que lo mejor es que os deje el siguiente vídeo:

Como os decía en el vídeo, el acceso se encuentra en la parte trasera, por donde probablemente entraban los carruajes y animales a la casa. Sí o sí, hay que pasar primero por la tienda, pues es donde se compran los tickets (gratis para los miembros de JASUK), y allí le pedimos amablemente a las personas que estaban encargadas de la misma si podían hacerse cargo de nuestras maletitas mientras visitábamos la casa. Por supuesto, accedieron amablemente, porque todo el mundo allí es sumamente amable y gentil: siempre una sonrisa, buena disposición, y transpiran su admiración, cariño y, sobre todo, mucho respeto por la figura de Jane Austen, y por las personas que nos acercamos hasta allí para conocer a su heroína local.

¿Habéis visto qué encanto? Pues toda la gente con la que nos encontrábamos, igual.

Por cierto, como también os decía, ¡en Chawton no hay señal de internet! Hasta en eso sigue siendo absolutamente rural el entorno de Jane Austen.

Tras dejar la tienda, lo primero con lo que nos encontramos es con el carruaje que utilizaban las hermanas Austen, que solía estar tirado por burro (la economía familiar no daba para más).

¡Hemos hablado tanto de este medio de transporte en el blog! Y ahora estábamos aquí, imaginando a Jane viniendo hasta esta estancia para llegar hasta Alton. Aunque, a decir verdad, Jane prefería ir caminando. El carruaje lo dejaban para días incómodos o, más adelante, para sus días de enfermedad. En este punto nos encontramos con unos visitantes hispano parlantes, que tuvieron la amabilidad de dejarnos este mensaje para todas las austenitas, especialmente las que nos siguen desde América

Tras salir de este pequeño «garaje», llegábamos al patio trasero, donde se encontraba el pozo del que extraían el agua para todo uso cotidiano

En las escaleras en las que estoy sentada, se sube a una especie de cobertizo, que es donde trabaja el personal encargado de las gestiones relacionadas con Chawton House.

Estos aires vintage son una auténtica cucada. Pero en casa de Jane Austen, no podía ser menos.

Aquí tenéis el jardín interior de la casa. A la izquierda al fondo están los cobertizos, la entrada y la tienda. A la izquierda un poco más adelante hay una pequeña exposición en la que se pasan películas sobre la vida de Jane Austen, y también se exponen una serie de posters que varían según la temática que se quiera enfatizar en cada momento. Justo detrás de Marina y mío, un poco a la derecha, se encuentra la casa en la que vivían las hermanas Austen con su madre, y su amiga, Martha Lloyd. Pero antes había que hacer parada en otra estancia super importante: la cocina

Aquí es donde se cocinaban las grandes piezas como la caza, las carnes (tipo jamón cocido), y también se hacía el pan.

Esta parte de la cocina era más cotidiana. Me imagino a Jane más en esta que en la otra. ¿Os habéis fijado en los cacharros de cobre, los morteros, la tetera, y el resto de utensilios? La imaginación se dispara en estos entornos. Estábamos empezando a hacer un auténtico viaje en el tiempo. Ya os contaré más adelante qué es el platito de lavanda que hay encima de la mesa…

Porque llegaba el momento de infarto: entrar en la casa de Jane, en todas las estancias desde las que, a través de sus cartas, nos hemos trasladado tantas veces, no ya físicamente, sino mentalmente… pero, empecemos por el principio: la puerta. Que, aunque parezca mentira, tiene su «aquél»… Aquí recibió Jane su copia de Orgullo y Prejuicio, ….

Casi mejor que os lo explico en el siguiente vídeo…

Tras este mini-concierto, un hombre muy amable y muy mayor, voluntario para atender a las visitas en la casa de Chawton, estuvo un rato hablando con nosotras. Un auténtico encanto, y absolutamente enternecedor comprobar el inmenso cariño con el que hablaba de Jane Austen y de lo que significaba su legado para todos ellos, no tanto respecto a su obra literaria, sino a la repercusión en sus propias vidas, en su día a día, dar a conocer una forma de vivir tranquila, llena de valores de los que realmente importa. Nos invitó a firmar en el libro de visitas, algo que desde luego no dudamos ni dos veces:

Si os fijáis bien, por esta ventana, además del jardín, se puede apreciar la valla que da a la calle principal. En esa dirección se llegaba a la Casa Grande de Chawton (de la que ya os hablaremos más adelante), por lo que era muy probable que Jane pudiera ver desde aquí cuando alguien de su familia venía a visitarlas desde la otra casa…

Ahora, vamos al detalle….

En este sofá o chaise longue solía sentarse la madre de Jane. Era el que, a pesar de su dolorosa enfermedad, Jane siempre se negó a ocupar, para que siguiera utilizándolo su madre…

Jane, sin embargo, se sentaba en estas sillas. Juntaba dos, y hacían de camilla, o sofá, en las que podía recostarse en sus momentos de mayor debilidad.

Desde el salón se pasa al comedor, en el que se encontraba dispuesta la vajilla de la Sra. Austen, y donde se encontraba el escritorio en el que Jane escribía sus cartas, novelas y pensamientos. Era en ese mismo lugar en el que, al escuchar Jane el crujir de la puerta, tenía tiempo para ocultar cualquier pliego en el que estuviera ocupada en ese momento… Os lo explico mejor en el vídeo:

Como podéis imaginar, éste fue otro de los momentos especialmente emocionantes de esta visita. Estar dentro de los lugares de Jane, superaba cualquiera de nuestras expectativas

¡Con las ganas que me quedé de sentarme y tomarme algo! pero ¡no! simplemente estar allí, entre esas cuatro paredes, observando el armario donde Jane llevaba la intendencia del té y del café, mirando por esa ventana, era para sentirse más que agradecida.

Como os podréis imaginar, no tengo palabras. Es tal el privilegio de estar tan cerca del lugar favorito de Jane, que lo mejor que se puede hacer es dejarse llevar por la experiencia de esa sensación de alegría, emoción, respeto, admiración, y de nuevo, agradecimiento por haber tenido esta preciosa oportunidad.

Después de haber visitado la planta baja, tocaba subir a la segunda, donde se encontraban los dormitorios de toda la familia, y de Martha Lloyd. Nada más subir las escaleras, a la izquierda, se encuentra el dormitorio de Jane y Cassandra; a su lado, y enfrente de las escaleras, el de la madre; a la derecha de éste, el de los hermanos de Jane cuando visitaban a su familia; y, al fondo a la derecha, se encontraba el que ocupaba Martha Lloyd. Pero, vamos para allá:

Huelga decir que, cuando entré en el dormitorio de las hermanas Austen, me quedé sin palabras.

Se me olvidaba comentaros, y habréis visto en el vídeo, que hay un pequeño rellano al subir las escaleras.

En el rellano se encontraba esta pequeña ventana, que permitía también poder observar lo que ocurría en el patio trasero de la casa.

En ese mismo rellano, hay una réplica de la ropa que solía utilizar Jane. Como si ella misma estuviera allí, asomándose por la ventana, observándonos a todos cuando entramos en su intimidad… Me acerqué mucho, a ver si podía hacerme una idea de lo que era vestirse así, pero más adelante tendría la oportunidad de poder hacerlo tal cual… No os preocupéis, que también os lo documentaré.

Pero sigamos con la planta superior. En el vídeo hemos visto la habitación de las hermanas Austen, con sus jofainas, cajas de costuras, etc.; y, al lado, la habitación de la Sra. Austen, donde están expuestos bastantes documentos, como un cheque del banco de Henry Austen, etc. Ahora vamos a ver lo que nos encontramos en las dos habitaciones aledañas, que era donde se hospedaban los hermanos cuando acudían de visita

En esta habitación se encuentra la espada que presentó el mismísimo Simón Bolívar al hermano pequeño de Jane, Charles, el 1 de Marzo de 1827. Jane ya no vivía, pero la casa seguía perteneciendo a la familia.

En la habitación contigua se encontraban expuestos el Edredón que cosió la mismísima Jane, así como parte de las joyas que le pertenecieron estando en vida; el anillo, la cruz de ámbar, unas pulseras de pequeña pedrería… De todo ello hay réplica en la tienda de Chawton. Pero ya llegaremos a ese momento… Por ahora, aquí podéis verlo en foto…

Parte de la ropa de Jane, el Edredón, y su pequeña colección de joyas…

Aquí lo podéis ver un poquito más de cerca…

Bajamos de nuevo a la planta baja y, lo siento, pero esta vez no pude resistirme…

¡Lo hice! ¡Toqué (bueno, lo intenté con el pobre Burgmüller) en el mismísimo pianoforté de Jane Austen! No sé si me creeréis, pero me temblaban hasta las pestañas. Podía imaginarme al Sr. Bennet apareciendo en cualquier momento para decirme: «Querida Mila, ya has entretenido bastante al personal». No sé si oía más el teclado o los latidos de mi corazón absolutamente alborotado. Como os decía, un sueño hecho realidad. ¡Más que un sueño hecho realidad! ¿Quién iba a decirme que estaría acariciando el mismo teclado en el que Jane practicaba todas las mañanas? «Hill, las saleeees!! »

Y nunca más apropiado el dicho: y yo con estos pelos, con estas sandalias de trotamundos, sin haber dormido todavía…. pero ¡qué más da!¡QUE VIVA JANE! 😀 😀

Después de este memorable momento, nos todaba descansar un poquito de nuevo en el jardín: había que meditar sobre todo lo que habíamos visto y experimentado, había que dejar reposar las neuronas, el alma, y otras partes de nuestras fisionomías… Sí, allí, en ese mismo jardín donde probablemente también lo hacía Jane…

Iba siendo hora de acercarnos a la casa donde habíamos reservado habitación, refrescarnos un poco y seguir explorando el lugar… Pero, antes, nos paramos ante uno de los bancos que se hicieron en Basingstoke, como parte de las iniciativas del Bicentenario de Jane Austen.

Os podéis imaginar que yo ya estaba en el séptimo cielo. Y allí seguimos durante un par de días más…

Siguiente parada: nuestra preciosa estancia, y visita a la Casa Grande de Chawton.