(… viene de Crónica I y Crónica II …)
Aunque casi, literalmente, «nos habríamos quedado a vivir» en la casa de Jane Austen (ganas no faltaron), había que continuar con las actividades planeadas. Era el momento de acercarnos al pequeño cottage donde habíamos reservado habitación, justo detrás de la Casa Grande de Chawton. Estábamos más que a tiro de piedra de los lugares de Jane: de hecho, nos encontrábamos «dentro de» ellos. Y ahora os explicaré por qué.
Los dueños de este precioso cottage son una familia inglesa de lo más agradable y acogedora. Lo adquirieron hacía ya muchos años, cuando la misma Casa de Grande estaba aún en ruinas. Nos contaron que probablemente esta casa y algunas más que había hacia lo alto de la colina pertenecían a lo que entonces era el servicio de la Casa Grande, que podían ser desde los jardineros hasta los pastores que se encargaban de los rebaños de los que solía ser propietaria la gentry (aristocracia rural) de aquellos años. Nos comentaron que todos esos jardines formaban probablemente parte de los paseos de la familia, y algunos árboles quizás databan de aquellos años (yo creo que esto, en el fondo, nos lo decía para que nos hiciera ilusión compartir algo que había formado parte de la vida de la mismísima Jane). Puede que sí, puede que no, pero lo que estaba claro es que Jane conocía esas tierras de palmo a palmo, dada su preferencia por los largos paseos por la naturaleza. No podíamos estar en mejor lugar. A falta de pernoctar en la casa de la misma Jane (imposible), casi, casi, estábamos en ella.
También nos contaron que la casa estuvo en ruinas durante muchos años. Parece ser que los descendientes de Edward no fueron muy diligentes con sus herencias, y no pudieron cuidar de este legado, hasta que finalmente una benefactora se ofreció a su restauración. Los hijos del matrimonio y el vecindario solían jugar dentro de esa casa en ruinas, sin que nadie se encargara de ella. ¡Cómo me habría gustado ser uno de ellos! Aunque tengo que reconocer que me alegra mucho más que finalmente se esté conservando como realmente se merece.
Después de dejar maletas y cambiarnos algo de ropa, bajamos de nuevo al camino principal. Volvimos un poco sobre nuestros pasos, para disfrutar de la compañía de Marmite, el famoso gato que vive permanentemente en la Casa de Jane Austen y que, hoy por hoy, es el personaje vivo más destacado de la misma. Más tarde nos enteramos de que tiene un poquito de malas pulgas, pues en Chawton recomendaron a los turistas «que mejor no acercarse mucho a él». Yo creo que el pobre debe estar harto de todos nosotros. ¡Que él no es Jane, caramba! Pero, como me enteré demasiado tarde, aquí os dejo mi secuencia de acercamiento, que finalmente tuvo el éxito esperado
Unas cuantas fotos más y contemplación de la fachada de Chawton, y nos dirigimos, ya cayendo la tarde de ese largo e intenso día, hacia la Casa Grande de Chawton. Como os he comentado, a distancia de pequeño paseo desde el Cottage donde vivía Jane. Un caminito recto, absolutamente rural, y llegamos al inicio del paseo principal, recibidas por una una impresionante vista con el sol poniente reflejado en los cristales de la fachada…
Tantas veces había publicado esta foto, recogida de distintos lugares, y ahora nos encontrábamos allí… Os puedo asegurar que difícilmente nos salían las palabras, tan sólo podíamos mirar, observar, reflexionar y experimentar…
E iniciamos la subida hacia la Casa Grande….
En este camino, hacia la mitad, a la derecha, se encuentra la Iglesia de San Nicholas. Cuando Henry tuvo que ordenarse como clérigo en 1817, tras su bancarrota, ésta fue una de las Iglesias en las que, a expensas de su hermano Edward, daba sus servicios religiosos.
Veréis una carpa a la izquierda. Los habitantes de Chawton ponen los fines de semana una especie de mercadillo con cositas muy típicas inglesas, como mermeladas hechas en casa, etc., para recaudar fondos para la Iglesia.
Pero en esta Iglesia nos esperanban algunas sorpresas más. En la parte posterior, además de algunas lápidas, se encontraban ni más ni menos que las de las dos Cassandras, madre e hija, juntas, para siempre.
Si, allí nos encontrábamos, en presencia de dos de las personas más importantes en la vida de Jane, de distintas maneras. Cassandra, su querida hermana y confidente; y Cassandra madre, cuyo sentido del humor dejó sin duda su huella en su hija Jane, hasta ser semiparodiada en los achaques de la Sra. Bennet en Orgullo y Prejuicio.
No, no era el momento del té sino, una vez más, de experimentar a Jane, quizás, más cerca que nunca…. De verdad, sin palabras. Pero con una profunda satisfacción y respeto.
Subimos luego hasta la Casa Grande, pero se hacía de noche, por lo que decidimos retirarnos ya a dormir, pues al día siguente tendríamos la ocasión de visitarla por dentro, además de asistir a la Junta General de Socios de JASUK, y a la memorable conferencia que dio el Prof. John Mullan, y de la que os detallaré el contenido más adelante, pues fue enriquecedora en todos los sentidos, además de tremendamente divertida.
Próxima parada: Casa Grande de Chawton y Conferencia AGM.
Viendo tu reportaje sobre los lugares en los que se desarrollaron los últimos años de la vida de Jane Austen no dejo de pensar lo afortunados que somos de poder disfrutar de esos entornos y esas casas en perfecto estado de conservación y tratadas y mostradas con tanto cariño y respeto.(lo ingleses saben mucho sobre eso) que me hacen transportarme facilmente a esa época.Estoy deseando ver ya tu siguiente visita.
Espero que te guste, Ángeles, porque para nosotras fue un auténtico viaje en el tiempo, que espero poder transmitiros lo más fielmente posible. ¡Y animarte a que, algún día, lo hagas tu también! 😀 Gracias 😉