Como ya os anuncié anteriormente, después de una etapa gloriosa en la vida de Jane Austen, con su éxito editorial, sus cuatro libros de éxito, y su reconocimiento por parte del Príncipe Regente, pero también de las grandes figuras de la literatura del momento, como Walter Scott, la bancarrota de su hermano Henry parece iniciar un declive (aunque no hay una relación causa-efecto directa) que nos llevará hasta los últimos días de la escritora.

Es en la primavera de 1816 cuando Jane empieza a sentirse enferma. Fiebre, dolores muy fuertes en la espalda, cambios en el color de su  piel… En fin, lo iremos viendo poco a poco… ( si queréis saber más, pinchad AQUÍ)

www2.warwick.ac.uk
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Pigmentación de la piel, fatiga intensa, debilidad, cambio en la distribución del vello corporal, hipoglicemia, hipotensión postural, deshidratación, pérdida de peso…

También en la primavera de 2016 Henry consigue comprar de vuelta el manuscrito de Susan, primer nombre con el que se tituló la Abadía de Northanger. Si recordáis, hacía muy poco, el 2 de marzo de 1816, el editor que la había comprado, Benjamin Crosby and Co., y que nunca la publicó, también quebró (ver AQUÍ). Así que la familia, pero muy especialmente Henry y la propia Jane, se dedicaron intensamente a su revisión. Jane decidió rebautizarla como Catherine (Morland, !claro!), pero finalmente se publicaría póstumamente con el título de La Abadía de Northanger.

¿Mi reflexión? Puedo imaginarme a Jane, una persona profundamente interesada por los buenos hábitos alimenticios, y muy leída en temas médicos y de salud, analizando el curso de los síntomas que empezaba a padecer. Pronto ella y su hermana empezarán los peregrinajes buscando remedio para los mismos… pero, en aquella época, todavía no estaban disponibles. Todo ocurrió muy, muy rápido…

Y, además, llovía, mucho, en estos días de primavera de 1816…

Creo que me he puesto incluso un poco gótica…. ¿o no?