Jane Austen escribe en esta ocasión a su querida amiga Alethea Bigg. Os recuerdo que su hermano menor, Harris, propuso en matrimonio a Jane, en uno de los episodios que yo considero más hilarantes de su vida (ver entrada AQUÍ). De las hermanas Bigg, Alethea se había quedado soltera y vivía en Winchester, con su hermana, la Sra. Heathcote, que se había quedado viuda. Su otra hermana, la Sra. Hill, vivía en Streatham.

Cuando Jane habla de su nuevo cura, sin duda se refiere a su hermano Henry, que había empezado a oficiar en Godmersham.

La salud de su hermano mayor, James, también estaba bastante debilitada. De hecho, sobrevivió a su hermana Jane en apenas dos años, ya que falleció en 1819. Aunque Jane, en esta carta, estaba convencida de que su completa recuperación estaba próxima.

Por cierto, una delicia oirla hablar de su sobrino, Edward (James Edward) y de sus sobrino-nietos, por parte de Anna Lefroy.

Yyyyyy…. ¡le encantaba el vino hecho con Naranjas de Sevilla! ¡Olée!!

Esto es lo que, hoy hace doscientos años, le estaba escribiendo Jane a su amiga Alethea Bigg, de los Bigg de toda la vida:

Carta de Jane a su amiga Alethea Bigg (Jane tenía 41 años)

Viernes, 24 de Enero de 1817

Mi querida Alethea:

Me pareció que ya era hora de que intercambiáramos algunas líneas entre nosotras, aunque creo que la deuda epistolar está en tu lado. Espero que esta carta os encontrará bien a todos los integrantes del grupo de Streatham, sin que se os hayan llevado por delante ni las inundaciones, ni el reumatismo por las humedades. Ya sabes, esta temperatura suave nos resulta una delicia, y aunque tenemos bastantes estanques, y un arroyuelo caudoloso que corre por los prados al otro lado de la carretera, en realidad son los que nos aportan belleza y nos proporcionan tema sobre el que hablar. Estamos todos bien de salud. Yo he recuperado bastante fuerza a lo largo de este invierno y no me falta mucho para estar completamente bien. Creo que ahora comprendo mejor que antes mi propio caso, y me encuentro más capaz de mantener alejada cualquier recaída de la enfermedad. Estoy cada vez más convencida de que la bilis está en el origen de todo lo que he estado sufriendo, lo que por otro lado hace más sencillo saber cómo tengo que cuidarme. Por lo tanto, estoy segura de que te alegrará tener más noticias mías y yo, por mi parte estaré muy contenta de saber que últimamente también has estado bien de salud.

Acabamos de tener una visita de unos días de Edward, que nos trajo buenas noticias sobre su padre. La mera circunstancia de que pudiera venir, y de que su padre pudiera pasar sin su presencia, ya es en sí misma una buena noticia. Hoy se ha ido a pasar el dia a Wyards, y mañana vuelve ya a su casa. Sigue creciendo, y sigue mejorando en su aspecto, al menos en la apreciación de sus tías, que cada vez le quieren más y más, al ver que ese caracter tan dulce y esos cariñosos afectos de cuando era un niño, se confirman al convertirse en un hombre joven. He intentado persuadirle con insistencia para que llevara un mensaje a William, pero ha sido en vano. Anna no se ha encontrado tan bien como ahora, ni tan fuerte, ni con su buen aspecto habitual, desde que se casó. Ya viene sin problema caminando hasta Chawton, y nos visita siempre que puede, pero la lluvia y el barro nos mantienen bastante apartadas. Su abuela y yo tan sólo podemos verla en Chawton, pues esta época del año no es apropiada para el carruaje de burros, y nuestros burros están viéndose forzados a una temporada larga de placentera inactividad, que supongo nos hará encontrar que, cuando tengamos que utilizarlos de nuevo, se habrán olvidado de bastante de la educación que recibieron. Sin embargo, no utilizamos dos al mismo tiempo, no te imagines tales excesos. La niña mayor de Anna ya camina sola, lo que resulta muy conveniente ahora que tiene al segundo bebé en brazos. Ambos son unos niños sanos y guapos. Me gustaría que su padre fuera ya ordenado, y toda la familia pudiera ya estar asentada cómodamente en una casa pastoral. Me imagino que lo único que le falta a la vicaría es que se cierre la negociación. Se espera que nuestro nuevo sacerdote venga pronto por aquí, quizás a tiempo para ayudar el domingo al Sr. Papillon. Me alegraré cuando acabe la primera sesión. Será una hora de nervios para nuestra feligresía, aunque hemos oído que se desenvuelve con bastante facilidad y compostura, como si hubiera estado acostumbrado a haberlo toda su vida.

Ya sé que no tendremos la suerte de poder verte en tu trayecto de Sreatham a Winchester, pues vas por la otra carretera, y te has comprometido con visitar dos o tres casas. Sin embargo, si hubiera algún cambio sabes cuán bienvenida serías en ésta.

Edward mencionó una circunstancia que tenía que ver contigo, mi querida Alethea, y tengo que confesar que me ha sorprendido bastante, e incluso me ha causado cierta alarma: que te hayas dejado tu mejor vestido en Steventon. Casi con seguridad que no lo necesitarás en Streatham pero, si vas a pasar unos días con la Sra. G. Frere, allí sí que lo echarás en falta. Apostaría lo que fuera a que has lamentado habértelo olvidado.

Hemos estado leyendo el «Peregrinaje del Poeta a Waterloo», con bastante aprobación general. Ya sabes que nada se hace al gusto de todo el mundo, pero hay fragmentos que me gustan más que la mayor parte de lo que escribió anteriormente. El principio, creo que lo llama el «Proem», es muy bonito. ¡Pobre hombre! Uno no puede más que afligirse por la pérdida de un hijo descrito con tanto cariño. ¿Se ha recuperado ya completamente? ¿Qué saben el Sr. y la Sra. Hill de su estado actual? He oído por más de una fuente que la Srta. Williams está bastante mejor, lo que me alegra bastante, especialmente porque creo que la consecuencia ha sido también la mejoría de Charlotte.

Espero que tus cartas desde el extranjero sean satisfactorias. A mí no me satisfarían, tengo que confesarlo, a menos que se respirara en ellas un fuerte espíritu de remordimiento por no estar en Inglaterra.

Nuestro cariño y nuestros mejores deseos para un Feliz Año Nuevo para todos, de todos los que estamos aquí. Envía nuestro afecto también a los niños, si eres capaz de que se acuerden de nosotros. Nosotros no nos hemos olvidado de las caritas preciosas de Herbert y Errol. Diría que Georgiana es muy guapa. ¿Le gusta el colegio a Edward? Supongo que sus vacaciones no han terminado todavía.

Firma JA

Con todo cariño,

P.D.: La auténtica intención de esta carta es en realidad pedirte un recibo, pero me pareció más considerado no mencionarlo anteriormente. Nos acordamos de un vino excelente de naranja que había en Manydown, elaborado completamente, o en su mayor parte, de naranjas de Sevilla, y te agradecería mucho si pudieras enviarnos uno, si tienes la capacidad de poder pedirlo en las próxima semanas.

vino-naranjas-sevilla

Nota: la traducción la ha realizado la autora del blog, no con objeto literario, sino por el contenido del estado físico y/o anímico de Jane Austen, por lo que es susceptible de mejoras en el estilo, la interpretación o la traducción de algunos términos.

Fuente: Le Faye, D. (1995), Jane Austen’s Letters, Ed. Oxford University Press