Va finalizando la visita de Jane a Godmersham. Frank ha llegado a los Downes, y todos los hermanos están deseando verle. Otra parte de la familia, incluida la mujer de Frank, se han dedicado a ir y venir de la Isla de Wight, como parte de las actividades de entretenimiento con sus invitados. Las horas de salida en el barco me parecen algo intempestivas, pero eran así y, como bien dice Jane, Cassandra se dedicó heróicamente a hacer la travesía en varias ocasiones. Cuando hace

Mrs. Hastings at the Rocks of Colgong, de William Hodges

referencia a que le recuerda al viaje de la Sra. Hastings por el Ganges, se refiere a que, en 1782 la mujer de Warren Hastings (gobernador en la India, y conocido por parte de su tia paterna Philadelphia Hancock), Marian, viajó 400 millas en tres días por las turbulentas aguas del Ganges, para poder atenderle cuando estuvo gravemente enfermo. Hastings encargó al pintor William Hodges que hiciera un cuadro sobre esta hazaña. El lienzo se tituló «Mrs. Hastings at the Rocks of Colgong». (De hecho, el pintor estuvo seis años en la India bajo el mecenazgo de Warren Hastings. Ver aquí). El cuadro, junto con otros sobre la India, estuvo colgado en la habitación de pinturas de Daylesford. (Por eso dice Jane lo de la sala para tomar la fruta). Yo me he tomado la libertad de titular al posible cuadro que habría salido de la expedición de Cassandra: “El heroico viaje de Cassandra a la Isla de Wight». Se admiten otras sugerencias.

En esta carta Jane también hace mención a la alegría con la que abandonaron Bath hacía un par de años, y de cómo le gusta el estilo de vida «a la Godmersham».

La familia tiene un pequeño disgusto con el joven Edward, ya que, como vimos en la carta previa (ver aquí) habían hecho planes para sacarle con antelación del centro en el que se encontraba, pero el director se negó. Bueno, tener dinero a veces no vale para todo…

Carta de Jane a Cassandra  (Jane tenía 32 años)

Jueves 30 de Junio-Viernes 1 de Julio de 1808

De Godmersham a Southampton.

Mi querida Cassandra:

Te transmito todo el regocijo por el regreso de Frank, que ha ocurrido “al más puro estilo navegante”, es decir, justo después de que se nos dijera que no lo esperáramos hasta dentro de unas semanas. Ha tenido el viento bastante en su contra, pero supongo que en estos momentos ya debe de estar por las proximidades. Fanny está esperándole con impaciencia. La visita de Mary a la Isla probablemente se vea interrumpida por este evento. Dale todo el amor y felicitaciones de nuestra parte.

¡Ha hecho un tiempo de lo más frío y desagradable desde el domingo! Me atrevo a decir que enciendes la chimenea cada día. Mi chaqueta Spencer de cashmir es la que me permite disfrutar de los paseos por la tarde.

Mary le da las gracias a Anna por su carta, y quiere que compre suficiente tela nueva para hacer un pañuelo de camisa. Me alegra tener noticias sobre el amable regalo de su tía Maitland. Queremos que nos envíes la estatura de Anna, para que sepamos si está más alta que Fanny. Y te pido que me digas qué pequeño detalle sería del agrado de la Sra. F. A. Deseo llevarle algo. ¿Tiene un cuchillo de plata, o me aconsejarías mejor un broche? No me gastaré en ello más de media guinea.

Nuestro compromiso del martes transcurrió muy placenteramente. Primero fuimos a visitar a la Sra. Knight y la encontramos bastante bien. Y para cenar solamente tuvimos a los Milles de Nackington, que se sumaron a las familias de Goodnestone y de Godmersham, y la Sra. Moore.

La Sra Bridges tenía muy buen aspecto y estoy segura de que habría sido muy agradable si hubiera tenido el tiempo suficiente para poder haber hablado conmigo. Pero tal y como estábamos, tan sólo pudo ser amable y considerada, sonreírme con buen humor y hacer preguntas afables. Su hijo Edward también tenía muy buen aspecto, y sus modales habían cambiado tan poco como los de ella.

Por la tarde vinieron el Sr. Moore, el Sr. Toke, el Dr. y la Sra. Walsby, y otros. Se formó una mesa para jugar a los naipes, y el resto estuvimos sentados, conversando, y nos marchamos a las nueve y media.

Mis dos hermanos se fueron ayer a Canterbury, y J. Bridges partió hacia Londres de camino a Cambridge, donde va a sacar su título de Maestría.

Edward, Caroline y su mamá han cogido todos “el resfriado de Godmersham”. El primero, con un dolor de garganta y una fiebre que han afectado bastante a su aspecto. Sin embargo, él se encuentra muy feliz aquí, aunque creo que la niña estaría contenta marchándose a casa. Sus primos están muy apegados a ella.

He sabido que vamos a tener a Edward en Southampton mientras que su madre esté en Berkshire para las carreras. Es muy probable que también vaya su padre. Si las circunstancias son favorables, sería un buen momento para nuestros planes de Beaulieu.

Lady E. Hatton nos visitó hace unas mañanas con su hija Elizabeth, que estuvo tan callada como siempre, pero es capaz de mantener la cabeza erguida, sonreir, y también va a estar en las carreras.

Annamaría estuvo allí con la Sra. Hope, pero la veremos por aquí mañana.

He escrito bastante antes del desayuno. Ahora son las doce y media y, tras haber escuchado a Lizzy leer, me he trasladado al a biblioteca a cuenta de la chimenea encendida que nos sorprendió tan gratamente esta mañana cuando nos reunimos a las diez y, así, en cálida y feliz soledad, procedo a dar acuse de recibo de tu carta de hoy. Creemos en lo que nos cuentas sobre tu animado viaje y nos alegramos de que llegara a término de una forma tan agradable, y de que Anna lo disfrutara tanto. Espero que tu no hayas empeorado por el cansancio, pero para haber embarcado a las cuatro, te habrás tenido que levantar a las tres, y lo más probable es que no hayas dormido nada.

El hecho de que Mary haya decidido no estar en casa ha producido una pequeña sorpresa general. Por lo que respecta a Martha, no tenía la más mínima opción en este mundo de volver a tener noticias mías, así que me sorprende su imprudencia por haberlo propuesto. Puedo asegurarte que estoy tan cansada de escribir cartas largas como puedas estarlo tu. ¡Es una lástima que nos guste tanto recibirlas!

Menuda noticia la del compromiso de Fanny Austen, pero lamento que se haya comportado de una manera tan equivocada. Su errada conducta nos produce a “nosotras” un cierto consuelo, por lo que no hay razón para escribir ninguna carta de felicitación.

James y Edward se han ido hoy a Sandling. Se trata de un plan agradable para James, pues tendrá oportunidad de conocer una parte nueva y muy bonita de la región. Se puede afirmar con toda certeza que Edward es extraordinario en los honores que prodiga a sus invitados, haciendo todo lo que está en su mano para que se diviertan. Volverán por la tarde.

Elizabeth ha propuesto ir con sus tres hijas a Wrotham mientras que su marido esté en Hampshire. Su aspecto ha mejorado desde que llegamos y, excepto por un resfriado, no parece estar del todo mal. A todos les parece que está más activa que de costumbre dado su estado y tamaño.

He intentado agradar a James hablándole del buen gusto de su hija pero, si le ha gustado, no ha sido capaz de expresarlo. Yo, al menos, me alegro de ello sinceramente.

Henry ha dicho, o más bien ha escrito, que quiere ir a los Downes si el St. Albans continúa por aquí, aunque espero que acabe organizándose de otra manera. Todo el mundo en Canterbury me felicitó cuando llegó. Es muy agradable estar entre gente conocedora de los contactos que tiene una, y les presta atención. Y me divierte oirle a John Bridges hablar de “Frank”.

Me he estado pensando un poco si escribir a los Downes, pero no lo haré pues, casi con toda seguridad, mi carta llegaría cuando él ya estuviera en algún otro sitio.

El Sr. Tho. Leigh está de nuevo en la ciudad, o ha estado últimamente. Henry se lo encontró el domingo pasado en la Iglesia de St. James. Dijo haber tenido que ir inesperadamente por negocios. Nosotros, obviamente, pensamos que sólo puede tratarse de “un” negocio; y volvió desde Adlesthorp tan sólo en un día, lo que, si antes dejaba lugar a alguna duda, ahora ha terminado por convencer a Henry de que va a vivir eternamente.

La Sra. Knight está amablemente interesada por nuestro bienestar, y piensa que el Sr. L.P. (Leigh Perrot) debe de estar deseando, sobre todo por su familia, que todo se arregle pronto. Ciertamente, no sé dónde vamos a recibir nuestra herencia, pero estaremos bastante pendientes del tema.

Lady B. iba el otro día vestida de un próspero luto.

Ha llegado una carta de Jenny Smallbone para su hija con noticias que han de ser transmitidas a mi madre, sobre el parto de una de las vacas en Steventon. También tengo que transmitirte para Anna todo el amor de su mamá y decirle que, como su papá ha dicho que va a enviarle una carta para consolarla, que no le escriba pues sabe que eso evitaría que él lo hiciese.

¿Cuándo salen bien los cálculos? Habría podido jurar que Mary tendría que haber tenido noticias de la llegada del St. Albans, y todos habríamos estado como locos por volver a casa, o por haber hecho algo. ¡Nunca nadie siente o actúa, sufre o disfruta tanto como había esperado!

No voy a tener en cuenta la desilusión de Martha con la Isla. Le gustará más cuando su visita esté a punto de acabar. No puedo dejar de pensar una y otra vez sobre tu viaje a la Isla tan heroicamente. Hace que me acuerde del viaje de la Sra. Hastings por el Ganges y, si nosotras tuviéramos una habitación a la que retirarnos para tomar nuestra fruta, tendríamos colgado en ella un cuadro dedicado a esa escena. 

Viernes 1 de Julio.-

El tiempo se ha arreglado, y lo atribuyo al hecho de que yo haya hablado de él. Ya que no te quejas al respecto, mantengo la esperanza de que, aunque estuvieras sobre el agua y fueran las cuatro de la mañana, no hayas pasado mucho frío.

Mañana hará dos años que nos marchams de Bath a Clifton ¡y con qué sensación tan maravillosa de huída! El correo de hoy me ha traido unas cuantas líneas del adorable Frank, pero no nos da esperanza alguna de que vayamos a verle por aquí. No parece improbable que veamos brevemente a Henry quien, a menos que el St. Albans se mueva rápido, se irá a los Downes, y no podrá estar en Kent sin pasar un día o dos en Godmersham.

James ha tenido esta mañana noticias de la Sra. Cooke, como respuesta a su ofrecimiento de pasar por Bookham de regreso a casa, y ha sido amablemente aceptada.

Edward ha tenido una respuesta menos agradable del Dr. Goddard quien, de hecho, ha rechazado su petición. Habiendo sido ya una vez lo suficientemente estúpido como para establecer una norma de no dejar nunca que un niño se marchara una hora antes de la hora de alida, ahora es lo suficientemente

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estúpido como para mantenerla. Estamos todos muy disgustados. Su carta nos ha molestado por partida doble, pues tampoco tiene alojamiento para George este verano.

Mis hermanos volvieron anoche a las diez. Pasaron un día muy agradable con las rutinas habituales. Se reunieron para cenar con la Sra. Deeds, y con el Sr. Deeds que acababa de volver de viaje de negocios en el extranjero. A James le ha gustado mucho el lugar, y piensa que las dos hijas mayores son muy guapas, pero la belleza de Mary es la que tiene su preferencia. Le sorprendió bastante el número de niños, pues no solamente estaban en casa los once que han tenido ellos, sino también los tres de los Bridges.

James tiene intención de ir una vez más a Canterbury para ver a su amigo el Dr. Marlowe, que debe de estar llegando ahora. Yo no creo que tenga otra oportunidad de volver allí. Dentro de una semana estaré en casa y, entonces, mi estancia en Godmersham me parecerá que ha sido un sueño, como ya me lo parece mi visita a Brompton.

El vino especiado de naranja necesitará pronto de nuestra atención. Pero, mientras tanto, continuamos con la Elegancia, la Tranquilidad y el Lujo. Hoy cenarán aquí los Hatton y los Milles. Comeremos helado y beberemos vino francés, y estaremos muy por encima de cualquier vulgar ahorro.

Afortunadamente, los placeres de la amistad, de la conversación sin reservas y de la similitud en los gustos y las opiniones, resultarán buena compañía para el vino de naranja.

El pequeño Edward ya está bastante bien.

Tuya afectuosamente, y con todo el amor de todos para ti.

Nota: la traducción la ha realizado la autora del blog, no con objeto literario, sino por el contenido del estado físico y/o anímico de Jane Austen, por lo que es susceptible de mejoras en el estilo, la interpretación o la traducción de algunos términos.

Fuente: Le Faye, D. (1995), Jane Austen’s Letters, Ed. Oxford University Press