Jane sigue en Godmersham, a donde había ido a primeros de Junio con su hermano mayor, James, y su mujer Mary, hermana de su amiga Martha Lloyd. La familia se organiza bien, y vemos que la relación con el hijo mayor de Edward, también llamado Edward, que está en Winchester, es muy buena, y siempre cuentan con él en sus planes para ir a verle, o para llevarlo de vuelta a Godmersham cuando tiene vacaciones.
Como nota aclaratoria, la Sra. Moore era la viuda del Arzobispo, y también era la suegra de Harriot (Bridges), casada con el Sr. Moore, a quien ya hemos tenido el gusto de conocer en otras cartas previas de Jane.

Elizabeth, la mujer de Edward, está embarazada de su decimoprimer hijo, que tiene previsto su nacimiento para últimos de septiembre, primeros de octubre. Ya comentaremos al respecto.
Además, añadir que esta carta tiene un secreto. Un secreto que Jane cuenta a Edward y Elizabeth y que, éstos, discretamente, no van a revelar. Tiene que ver con la petición que le hacen para que se quede más tiempo en Godmersham aprovechando una propuesta que hace Henry para llevarla de vuelta a Southampton a primeros de Septiembre, y que ella «tiene que» rechazar. ¿De qué se trata? Hmmmm…. os lo cuento al final de la entrada.
Carta de Jane a Cassandra (Jane tenía 32 años)
Domingo 26 de Junio de 1808
De Godmersham a Southampton.
Mi querida Cassandra:
Te estoy muy agradecida por haberme escrito el jueves, y estoy muy contenta por tener el placer de nuevo de recibir noticias tuyas tan pronto por una causa tan agradable.
Quizás no te sorprenderá, ni es posible te moleste tanto como yo debería de estarlo, el hecho de que la historia de Frank me haya llegado antes, en una carta de Henry. Estamos todos muy felices de tener noticias sobre su salud y seguridad. No le falta nada más que un buen premio para convertirse en un personaje perfecto. El plan de la Isla es algo admirable para su mujer quien, de esta manera y con tanta variedad, no sentirá tanto el retraso de su regreso. ¡Qué amable ha sido la Sra. Craven al pedírselo! Creo que he comprendido bien todos los planes para la Isla, y estaré lo suficientemente preparada como para llevar a cabo la parte que me corresponde. Espero que mi madre vaya y confio en que os hayáis asegurado de que la cama de Martha esté disponible para Edward cuando éste me lleve a casa. ¿Qué puedes hacer con Anna? Pues su cama probablemente se necesitará para el joven Edward. Su padre está escribiendo hoy al Dr. Goddard para pedir que le dé permiso, y tenemos la autoridad del alumno para pensar que le será concedida.
He sido presionada de una manera tan amable para quedarme más tiempo aquí como consecuencia de una propuesta de Henry que consistía en llevarme a casa en Septiembre que, al no poder dar detalle de todas mis objeciones hacia este plan, me he sentido obligada a darle a Edward y a Elizabeth una razón en privado de por qué deseaba estar en casa en el mes de Julio. Ellos han comprendido la intensidad de la misma, y no me han dicho nada más. Y sé que puedo confiar en su discreción. Tras esto, espero que no nos veamos defraudadas por la visita de nuestras amigas. Tanto mi honor como mis afectos están en juego.
Elizabeth tiene un plan muy agradable para que acompañemos a Edward hasta Kent las próximas Navidades. Una herencia podría hacerlo bastante factible. Una herencia es nuestro bien soberano. Mientras tanto, permíteme recordar que ahora que me queda algo de dinero, deseo que mi nombre figure como suscriptora de los trabajos de Mr. Jefferson. Mi última carta se cerró antes de que me diera cuenta de la posibilidad, el acierto y la gratificación resultante de esta medida.
Tu relato sobre el viaje tan bueno que tuvieron tus visitantes y cómo les satisfizo todo me produjo un gran placer. Están teniendo un tiempo muy bueno como presentación a la Isla, y espero que, con la buena disposición que tienen para ser agradados, su entretenimiento general sea algo tan cierto como justo.
El interés de Anna en la embarcación es una muestra del buen gusto que tanto valoramos. El regocijo de Mary Jane en el agua es bastante ridículo. Elizabeth supone que la Sra. Hall le rendirá cuentas por ello, dado el conocimiento que tiene la niña de que su padre está en el mar.
La Sra. J.A., tal y como te dije en mi última carta, espera ver a mi madre en seguida que vuelva a casa, y yo me encontraré con ella en Winchester cuando fije la fecha.
Creo que ya te he dado todas las contestaciones y noticias necesarias, y ahora ya puedo explayarme como quiera sobre mi viaje a Canterbury. Fue una visita muy agradable. Había todo lo necesario para que así fuera: amabilidad, conversación y variedad, sin reparar en costos ni cuidados. El Sr. Knatchbull de Provender estaba en W. Friars cuando llegamos, y se quedó a cenar lo que, junto con Harriot, que ya te puedes imarinar que vino con mucha prisa, diez minutos después de la hora, hizo que fuéramos seis personas. El Sr. K. se marchó pronto. El Sr. Moore le siguió, y nos quedamos trabajando y hablando tranquilamente hasta las diez, que fue cuando le pidió a su mujer que se marchara, y procedimos al salón para tomar tarta y gelatina.
El Sr. M. no fue desagradable, aunque no parecía estar cómodo con nada. Es un hombre sensato, y cuenta muy bien las historias. La Sra. C. Knatchbull y yo desayunamos solas al día siguiente, pues su marido se había ido a visitar al Sr. Toke, y la Sra. Knight tenía un lamentable dolor de cabeza que la retuvo en la cama. Había tenido demasiada compañía el día anterior. Tras mi llegada, pasadas las dos, estuvo con la Sra. M. de Nackington, la Sra. y la Srta. Gregory, y Charles Graham. Y me dijo que había sido así toda la mañana.
Poco después del desaryuno del viernes, la Sra. C.K., que está igual que como la hemos visto siempre, vino conmigo a visitar a la Sra. Brydges, hizo algunas visitas más mientras yo estaba con ésta última, y terminamos con la Sra. C. Milles, que afortunadamente no estaba en casa, y cuya nueva vivienda es un atajo muy coveniente desde Oaks hasta W. Friars.
Encontramos a la Sra. Knight levantada y mucho mejor, pero tan temprano como era, apenas las doce, prácticamente no nos habíamos quitado los sombreros cuando apareció más compañía; Lady Knatchbull y su madre; y tras ellas llegaron la Sra. White, la Sra. Hughes, con sus dos hijos, el Sr. Moore, Harriot y Louisa y John Bridges. En tan breves intervalos de tiempo entre unos y otros, que llegué a preguntarme si la Sra. K. y yo lograríamos tener diez minutos para nosotras, o algo de tiempo libre para una conversación en condiciones. Aún así, tuvimos tiempo para decir un poco de todo.
Edward vino a cenar. A las ocho él y yo nos subimos en el carruaje, y los placeres de mi visita concluyeron con un delicioso viaje a casa.
La Sra. y la Srta. Brydges parecieron alegrarse bastante de verme. La pobre mujer tiene el mismo aspecto de hace tres años, y fue muy puntillosa en sus preguntas sobre mi madre. Y tengo para daros a las dos todo tipo de saludos amables de su parte, y de parte de los Kantchbull.
Como Fanny va a escribir a Anna en este correo, tenía intención de dejar mi carta para otro día, pero al acordarme de que tendría que esperar otros dos días, he decidido terminarla y enviarla ahora. Me atrevo a decir que las dos cartas no producirán interferencia alguna y, más bien al contrario, arrojarán recíprocamente algo de luz la una sobre la otra.
Mary está empezando a imaginarse, debido a que no ha tenido noticias sobre el asunto, que Anna no tiene intención de responder a su carta. Pero debe de ser por el placer de imaginar.
Creo que Elizabeth está mejor, y con mejor aspecto desde que vinimos aquí.
Ayer presenté a James a la Sra. Inman. Por la tarde, John Bridges volvió de Goodnestone, y esta mañana, antes de levantarnos de la mesa del desayuno, recibimos la visita del Sr. Whitfield, cuyo propósito me imagino que era principalmente agradecer a mi hermano mayor por su ayuda. ¡Pobre hombre! Ahora se siente algo endeudado a cuenta de las excesivas peticiones que ha hecho en nombre de su mujer, que se encuentra bastante mejor. James dará hoy el Servicio Religioso en Godmersham.
Los Knatchbull tenían intención de venir la próxima semana, pero al ser día de cobro de alquileres, será imposible recibirlos, y no creo que quede tiempo para verlos después. Van a volver a Somersetshire via Sussex y Hants, y van a estar en Fareham y quizás en Southampton, en cuyo caso les he dicho todo lo que me parecía oportuno y correcto. De estar allí, la Sra. K. ha prometido visitarnos en Castle Square. Esto será hacia finales de Julio. Sin embargo, tiene previsto estar de nuevo en esa región para la primavera y durante más tiempo, por lo que pasará un día con nosotras si finalmente viene.
Tu y yo no tenemos necesidad de decirnos la una a la otra lo contentas que estaremos de ser atendidas, o de atender, a cualquier persona relacionada con la Sra. Knight. No puedo evitar lamentarme por el hecho de que ahora que me siento bastante equiparada con ella como para frecuentar sus sociedad, la vea tan poco a menudo.
Los Mille de Nackingston cenarán aquí el viernes, y quizás también los Hatton. Se trata de una cortesía tan especial hacia mí como la visita de los Filmer.
Cuando escribas a la Isla, Mary se alegrará de que la Sra. Craven sea informada con todo su afecto de que ahora tiene la certeza de que no está en sus manos el poder visitarla durante su estancia allí, pero que si la Sra. Craven puede pasar por Steventon en el camino de vuelta, será un gran placer para ella y para mi hermano. También felicita a su tocaya (la mujer de Frank) por haber tenido noticias de su marido. La mencionada tocaya está subiendo en sociedad. Todos pensaban que había mejorado muchísimo durante su última visita. La Sra. Knight pensaba lo mismo el año anterior.
Henry nos envía la grata información de que no le ha vuelto a doler la cara desde que me marché. Eres muy amable al mencionar a la Sra. Williams tan a menudo. ¡Pobre criatura! No pierdo la esperanza de que en cada carta me lleguen noticias de que sus sufrimientos se han terminado. Si quiere azúcar, me gustaría llevársela.
Los Moore se fueron ayer a Goodnestone, pero vuelven mañana. Después del martes ya no volveremos a verlos, aunque Harriot se ha puesto muy seria con Edward para que Wrotham sea parte del viaje, pero estaremos con demasiada prisa como para acercarnos como mucho a la entrada de Wrotham. Él desea llegar a Guilford el viernes por la noche para que podamos detenernos un par de horas en Alton. Lamentaré pasar por delante de Seale (la casa de sus primos, los Walter) sin hacerles una visita, pero ha de ser así. Y estaré más cerca de Bookham de lo que a mi me gustaría, al ir de Dorking a Guildford, pero hasta queno pueda pagarme mis viajes, tengo que someterme a este tipo de cosas.
Los Moore se marchan el viernes de Canterbury, y se irán uno o dos días a Sandling. Espero que Harriot esté contenta con todo el conjunto, pero no se encuentra tan cómoda con su marido como con las otras mujeres con las que se ha acostumbrado a frecuentar.
Adiós. Espero que te hayas recuperado hace tiempo de tus preocupaciones del jueves por la mañana, y que no te importe mucho no ir a las carreras de Newbury. Yo tendré que soportar las de Canterbury. Espero que esto te de ánimos. Tuya afectuosamente.
Nota: la traducción la ha realizado la autora del blog, no con objeto literario, sino por el contenido del estado físico y/o anímico de Jane Austen, por lo que es susceptible de mejoras en el estilo, la interpretación o la traducción de algunos términos.
