Aunque en esta entrada os quiero agradecer de corazón a todos los que seguís día a día este blog, no puedo obviar, siendo fiel a la línea que ya me marqué hace un tiempo respecto a los bicentenarios en la vida de Jane Austen que, hoy hace doscientos años, estaba viviendo su última Navidad. Cierto es que no perdió la esperanza hasta prácticamente el final de sus días, y que hoy hace doscientos años no podía ni imaginar que apenas le quedaban unos meses de vida.

En aquellos días de Diciembre de 1816, más concretamente el día 19, su hermano Henry fue a Winton para pasar su examen antes de ordenarse como clérigo, aunque se obvió el escaso conocimiento que tenía de griego. El día 20, marchó a Salisbury para ser ordenado, y de ahí pasó a ser el vicario de Chawton, con un sueldo de 52 guineas anuales. El día 22 fue a Steventon,  el 23, a Chawton y el 24, de nuevo a Steventon. Su hermano James se fracturó un pequeño hueso de la pierna. Como tuvo que quedarse un tiempo sentado en el sofá con la pierna en alto, se dedicó a enseñar a jugar al ajedrez a quien quisiera aprender. El 26, Henry volvió a marcharse a Chawton.

El día 31, Edward y su hermana Cassandra (ambos hermanos tenían una particular complicidad desde la infancia, que no hizo más que acrecentarse con los años) tenían la costumbre de apiadarse de los menos favorecidos. El dinero lo ponía Edward, y era Cassandra quien se encargaba de repartirlo personalmente entre los más pobres de Chawton. Este año fueron 10 libras para ellos, 5 libras para los pobres de Farringdon y 5 libras también para los de Shalden. Edward le dio a su madre esas Navidades 50 libras. Ese año las rentas de sus alquileres en Hampshire le habían proporcionado 6.349 libras. ¡Six thousand a year! diría Mrs. Bennet. Nada mal. Algo intermedio entre Bingley y Darcy.

Hace un tiempo se me ocurrió hacer una especie de Christmas austeniano. Nada que ver con las preciosidades que, por ejemplo, hace dÉpoca Editorial. Pero la Navidad es una época, sobre todo infantil, o para niños, o para ese niño que todos llevamos dentro. Así que he decidido volver a traerlo, en el que vemos a una Jane pequeñita, con su familia, con el fondo en su casa de Steventon, donde nació y pasó su infancia, y donde fue tan, tan feliz. Espero que lo veáis con los ojos del cariño hacia la autora (porque como lo hagáis con los del diseño gráfico, estoy apañada… :D), y hacia una familia, la de los Austen, que fue, realmente, admirable.

Bueno, lo dicho. Espero que esta noche sea como tiene que ser: llena de amor y cariño de vuestros seres más queridos, dándole, una vez más, la bienvenida a la luz… ¡Feliz Nochebuena y Navidad!

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