MP Capítulo 34
Edmund vuelve a Mansfield park, convertido ya en clérigo
Sinopsis
Edmund vuelve a Mansfield y se encuentra con la primera de las sorpresas: Henry y Mary Crawford, a los que él hacía muy lejos, seguían allí. Y encima fue recibido muy afectuosamente. Edmund se pone muy contento.
Segunda sorpresa: su primo William ha sido ascendido a teniente.
Tercera sorpresa: su padre le relata todo lo acontecido con Fanny últimamente. Él se acerca a ella comprensivamente…
Sorpresa para Fanny: Edmund apoyaba a su padre en ese sentido. Estaba convencido de que, con tiempo, Henry se ganaría el afecto de Fanny.
Al día siguiente, con motivo de la vuelta de Edmund, Henry es invitado a comer y, esa tarde, se acerca al salón donde están Lady Bertram y Fanny. Ésta acababa de dejar sobre la mesa un libro de Shakespeare. Mira por dónde, Henry se ofreció a seguir leyendo en alto. Se sabía buen lector, y Fanny no pudo resistirse a dejar de hacerse la indiferente y prestarle atención. Edmund, que no sentía ni un ápice de celos, más bien al contrario, disfrutaba viendo la atención que su prima le concedía a su pretendiente. La verdad es que lo hacia extraordinariamente bien. Y, eso , sin duda, ya lo sabía él y no dudó en utilizarlo. El pavo desplegando toda su cola de pavo real para atraer a la hembra de su elección. Real como la vida misma.
A la pobre Fanny no la dejan tranquila. Ha decidido no hablar, pero cualquier gesto suyo suponía una invitación a preguntarla qué es lo que significaba o lo que pensaba.
El halago profundo que Henry hace a Fanny muchos lo considerarían romántico, amor verdadero, incluso amor incondicional. Fanny está aburrida de su sobreactuación. ¡Menudo piquito de oro tiene Henry! Menos mal que pronto llegó el té para liberarla de tal tedio con forma de corazón fulminado de amor.
Análisis y Reflexiones
Estupefacta estoy. Que Edmund, sabiendo cómo era Henry, aprobara que Fanny se casara con él, tan sólo me hace desear que se hubiera casado definitivamente con Mary. Fanny no se merecía, por lo menos hasta ahora, a un pazguato como su primo.
La actuación de Henry Crawford debió ser magistral. Pero tan sólo pone de manifiesto la importancia que le daba Jane Austen a la capacidad de leer en alto, de recitar, de comprender la lectura, de dominar el lenguaje y el pensamiento. Y qué poca gente debió de conocer que hiciera honor a sus preferencias….
Edmund sigue de colleja. Cuando ve los avances de Henry, no solamente le parece bien, sino que se da la vuelta para dejar que Fanny sucumba a los encantos que Henry le va a desplegar. No tengo palabras, tengo el estómago encogido en un puño… Puedo entender que Edmund estuviera cegado y no viera los defectos de Mary. ¡Pero desear un hombre como Henry para su querida prima Fanny! Le hace casi tan inmoral como a él…
Geniales los finales de Jane Austen en estos últimos capítulos. Entre la oferta del carlino por parte de su tía lady Bertram, y ahora el equipo de auxilio comandado por el mayordomo que por fin traía el té, Mansfield Park está muy lejos, mucho de ser una novela gris. La estoy encontrando de las más intensas en sabiduría e ironía de las escritas por Jane Austen.
Por cierto, y Edmund literalmente a por uvas… O, más bien, derritiéndose por Mary Crawford, a pesar de la caña que le había dado con lo de hacerse clérigo.
Frases Geniales
.- (Edmund ante Mary Crawford) Volvía a Mansfield con el ánimo dispuesto a alimentarse de recuerdos melancólicos y tiernas evocaciones, y se encontraba de pronto ante la linda muchacha en persona, apoyada en el brazo de su hermano; y se veía, además, acogido con una bienvenida francamente amistosa por parte de la mujer en quien pensaba unos momentos antes considerándola a setenta millas de distancia y más lejos, mucho más lejos de él por sus inclinaciones de lo que cualquier distancia pudiera expresar.
.- (Edmund al enterarse del affair de Fanny) Edmund no se proponía darle el estímulo y la incondicional aprobación que ella dedujo de la misma
.- Crawford había procedido con demasiada precipitación. No le había dado a ella tiempo de sentirse atraída. Había comenzado al revés. No obstante, con las condiciones que él poseía y con el buen natural de ella, Edmund confiaba en que todo contribuiría a una feliz conclusión.
.- … en el modo de leer de Henry Crawford había una variedad de matices excelentes, superior a lo que jamás había tenido ocasión de conocer.
.- (Henry Crawford) uno se familiariza con Shakespeare sin saber cómo. Forma parte de la naturaleza de todo inglés…. No hay hombre con un poco de cerebro que se ponga a leer al azar un buen pasaje de cualquiera de sus obras sin entrar en el acto en la corriente de su significado.
.- … la falta de educación de la voz, de justeza en la entonación y la modulación, de sutileza y discernimiento… debido todo a la causa principal: la falta, desde un principio, de estudio y hábito.
.- Este era el camino para llegar al corazón de Fanny. A ella no se la conquistaba con todo lo que la galantería, la agudeza y el buen humor juntos pudieran hacer; o, al menos, no sería posible conquistarla con todo eso tan pronto, sin apoyo de sentimiento y sensibilidad, y seriedad en las cuestiones serias.
.- Un sermón absolutamente bueno, absolutamente bien dicho, es un verdadero deleite para el espíritu.
.- ... como Edmund se diera cuenta, al ver que su amigo corría la silla para sentarse junto a Fanny, de que iba a iniciarse un ataque a fondo, con empleo de bien escogidas miradas y palabras a media voz, se deslizó con todo el disimulo posible hacia un rincón, les volvió la espalda y tomó un periódico, deseando sinceramente que la pequeña Fanny se dejara convencer y explicara su movimiento de cabeza a satisfacción del ardiente enamorado; y formalmente se propuso ahogar todo rumor de la conversación bajo murmuraciones propias acerca de anuncios varios, como: «Maravillosa finca en el Sur de Gales…» «A los Padres y Tutores…» y «Caballo de Caza perfectamente entrenado».
.- ( Henry a Fanny) Pero, ya se verá. No es con protestas como he de intentar convencerla de que es injusta conmigo; no es diciéndole que son firmes mis sentimientos. Mi conducta hablará por mí… La ausencia, la distancia, el tiempo hablarán por mí. Ellos le demostrarán que, en la medida que alguien pueda merecerla, yo la merezco a usted
Me encantan tus análisis, y por eso ahora me dieron ganas de defender al pobre Edmund. És verdad que peca de excesiva ingenuidad. Al pensar en Henry, creo que Edmund no ve a un seductor de jóvenes inocentes, sino al hermano cariñoso y considerado de su amada Mary. Al unir a Henry con Fanny, él en cierta forma tenia más esperanzas de estar con Mary.
Y es aquí donde comienza mi, por llamarlo de alguna manera, disgusto con esta novela. Porque antes de leer a Jane Austen yo pasé por las típicas novelas románticas donde la heroína joven e inocente salva al malvado libertino y lo convierte en hombre bueno. Aún me encantan esas novelas, por supuesto. Así que en Mansfield Park, yo tuve hasta el último la esperanza de que Henry se redimiera por el amor que sentía, por Fanny.
Bueno, que no era tanto amor al fin y al cabo. Tienes razón, era más bien el deseo de ganar a toda costa el corazón de una que no había caído rendida a sus pies.
🙂 🙂 Bueno, Edmund sabía desde el asunto del teatro cómo era Henry y no lo aprobaba. Es inaudito que, teniendo ambos, Edmund y Fanny, muy claro cómo era Henry, ahora Edmund, por un interés exclusivamente propio quisiera emparejar a su prima con alguien que tanto le disgustaba.
Respecto a que Henry se redimiera por el amor de Fanny…. Jane Austen, realista como nadie, deja claro que no se redimen ni aunque les den un golpe en la cabeza. Ni Henry, ni Willoughby, ni Wickham… al final todos acaban haciendo desgraciadas a las mujeres que acaban cayendo en sus redes…. ¡¡Me encanta Jane Austen!! Cero romanticismo y 100% realismo 🙂 🙂
Menudo mochuelo le habría caído a la pobre FAnny si hubiese tenido que encargarse de redimir a Henry. ¿Por qué? ¡Qué injusto! Se merece un hombre hecho, bueno, generoso, sensible y considerado. Henry que se redima solo y, luedo, si eso, pues entonces eso…. 🙂
Redimir a hombres malotes es una cuestión más de vanidad que de amor…
«Redimir a hombres malotes es una cuestión más de vanidad que de amor…» Qué frase tan brillante, bien podría haber sido escrita del puño y letra de Jane Austen en una de sus novelas (aunque seguramente la hubiese parafraseado con un lenguaje algo más clásico ;)). Era una gran analista de la mente humana y entendía muy bien nuestras debilidades. Realmente me has hecho reflexionar sobre el tema y estoy completamente de acuerdo. ¿Me dejas que cite tu frase? 😀
Tengo que admitir que yo con Edmund no puedo. Me carga. Si se tratase de un personaje secundario mucha gente lo equipararía con otros personajes de Jane Austen de petulancia santurrona y algo hipócrita. Además le considero el culpable del ensañamiento popular que ha surgido contra Fanny Price a lo largo de los años. Si bien es cierto que Fanny es ñoña y puritana en exceso, es de Edmund de quien lo ha aprendido, sin embargo sus detractores parecen obviarlo. La única referencia de conducta que tuvo la sumisa Fanny en Mansfield Park, fue Edmund, porque los demás básicamente la ignoraban. Luego se puede estipular que Fanny es un reflejo directo de él, en lo bueno (que no hay que menospreciar) y en lo malo. De hecho, prueba en su madurez, ser más despierta y objetiva que Edmund, quien demuestra una gran debilidad de carácter y a menudo traiciona sus propios principios. Sólo es mi opinión, pero estoy abierta al debate 🙂
Completamente de acuerdo. Cuando acabemos con el libro, pondré mi propia reflexión total, pues hacía muchos años que no lo había vuelto a leer, precisamente porque me pareció Edmund infumable, y ahora he redescubierto muchas cosas. Una Austen magistral, una Fanny soberbia, y un Edmund que no le llega a la suela de los zapatos al resto de los caballeros Austen.
De la frase… bueno, aunque la he escrito yo, creo que es una de las ideas que Austen repite mucho en sus novelas, bien de forma implícita o explícita… Es fabulosa!! 🙂 Jane, claro….
¡Me encantó la frase! Es verdad, redimir a un hombre es más vanidad, el «yo puedo donde ninguna más puede». Por eso se repite tanto en las novelas románticas-románticas 🙂
Pero (placer culpable) ¡me encantan esos argumentos!
Jane Austen es un pozo de sabiduría. Y hay muchos matices que son implícitos, que no se leen, pero que hay que saber entender. Y en esto ella es absolutamente magistral. Domina perfectamente lo que es afecto, de lo que es vanidad, orgullo, ignorancia….. ¿Recuerdas a Lizzy diciendo «But vanity was my folly»? Grandiosa Jane… 🙂