La carta anterior a ésta era unos versos que Jane escribió a su hermano Frank con motivo del nacimiento de su primer hijo varón, Francis, el 26 de Julio de 1809. Como lo de «versar» no es lo mío, y tampoco decía nada relevante (cosillas sobre el padre, su infancia, a ver si el niño había heredado las virtudes y defectos del padre, lo bien que le fue a la madre en el parto, etc.), he preferido pasar directamente a ésta, que tiene bastante más «sustancia».

Henry Austen

Damos un salto de unos dos años en el tiempo, de 1809 a 1811. Jane está en Londres con Henry y Eliza, y habla por primera vez de Egerton, que sería su editor, si bien en esta carta no lo menciona directamente, pero sabemos que unos meses más tarde, en Octubre, saldría su primera novela, Sense&Sensibility, publicada por Egerton (ver aquí). En la próxima carta sí que tendremos más detalles sobre el evento.

Resulta interesante ver cómo Jane disfruta «a tope» de la vida londinense, y el contraste que supone vivir en la clase alta rural, con su hermano Edward, frente a la clase alta urbana, con su hermano Henry. No se perdían evento, exposición, fiesta u obra de teatro casi a diario. Sigue encontrándose con amigos ya conocidos (para nosotros) de otras cartas, pero da la impresión que Jane está disfrutando de la oferta cultural, de la variedad de caracteres para observar y, sobre todo, de los meses previos a la publicación, por fin, de su primer libro.

Se la ve gastando el dinero, ilusionada, feliz con su hermano Henry y con su mujer Eliza… En fin, una Jane tan distinta de

Eliza, prima de Jane, primero De Feuillide, y luego Austen

otros momentos que hemos ido leyendo a lo largo de las cartas previas, aburrida, resignada y, a veces, hasta algo deprimida, aunque ella siempre intentaba ser feliz en cualquier circunstancia. Casi diría que se trata de una carta «bulliciosa», con muchos detalles, muchas entradas y salidas, visitas,… una fatiga, vamos (bueno, en realidad, no. Me gusta mucho esta Jane).

Carta de Jane a Cassandra  (Jane tenía 35 años)

Jueves 18-Sábado 20 de Abril de 1811

De Londres (Sloane St.) a Godmersham

Mi querida Cassandra:

Tengo tantas menudencias que contarte que no puedo esperar más a ponerlas por escrito. Pasé el martes en Bentinck St., y luego llegaron los Cooke, que me trajeron de regreso. Fue un día bastante “à la Cooke”, pues las Srtas. Roll llegaron de visita mientras estaba yo allí, y Sam Arnold vino a tomar el té. El mal tiempo deshizo un plan excelente que había organizado yo para ese día, que consistía en visitar de nuevo a la Srta. Beckford, pero desde el medio día estuvo lloviendo sin cesar. Mary y yo, después de dejar a su padre y a su madre, fuimos al Museo de Liverpool (de Ciencias Naturales), y a la British Gallery, y me lo pasé bien en los dos, aunque mi preferencia por los hombres y las mujeres hace que me incline a prestar más atención a la compañía que a lo que hay que ver. La Sra. Cooke lamenta muchísimo no haberte visto cuando fuiste a verla, debido seguramente a una metedura de pata por parte de los sirvientes, pues no tuvo noticias de nuestra visita hasta que nos

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hubimos marchado. Parece que está bastante bien, pero me temo que ha empeorado la parte nerviosa de su malestar, que hace que esté cada vez menos dispuesta a marcharse con Mary. Le he propuesto a ésta última que se venga conmigo a Chawton, suponiendo que pase por Guildford Rd., y creo que ella estaría contenta con el plan, aunque quizás sea imposible, a menos que mi hermano pueda estar en casa en esos días. George llega hoy a su casa. No vi a Theo hasta bien avanzado el martes. Se había ido a Ilford, pero volvió a tiempo para dar muestras de su cortesía habitual, vacía de contenido, inocua y gélida. Henry, que había estado todo el día encerrado en el banco, pasó a buscarme de camino a casa. Después de darle algo de vida y chispa al grupo durante un cuarto de hora, dispuso de sí mismo y de su hermana en un carruaje de alquiler. ¡Bendigo a mi buena estrella el haber sobrevivido al martes! Pero, mira por dónde, el miércoles fue igualmente un día de grandes obras, pues Manon (sirviente de la mujer de Henry) y yo fuimos caminando hasta Grafton House, y tengo mucho que decir sobre el asunto. Lamento tener que comunicarte que me estoy volviendo muy extravagante, y me estoy gastando todo mi dinero. Y, lo peor para ti, es que también me he estado gastando el tuyo, ya que en una tienda de telas de lino a la que fui a buscar muselina de cuadros, y por la que me ví obligada a pagar 7 chelines la yarda, fui tentada por una preciosa muselina de color, de la que compré diez yardas, corriendo el riesgo de que fuera de tu gusto; pero,  igualmente, si no fuera el caso, no debes de sentirte obligada en absoluto a quedártela. Cuesta sólo 3 chelines y 6 cm la yarda, y no me importaría lo más mínimo quedarme con todo. La textura es la que más nos gusta, aunque tengo que reconocer que no se parece mucho a la “crewel” (un hilo fino de doble hebra muy apropiado para bordar en muselina) verde, pues el patrón es de mota pequeña roja. Aproveché la oportunidad para comprar [líneas borradas por Cassandra. ¿Qué le habría comprado Jane?…] para ti, y creo que así ya he cumplido con todos mis recados excepto la porcelana Wedgwood.

Me gustó mucho mi paseo. Fue más corto de lo que yo esperaba, y la temperatura era una delicia. Salimos inmediatamente después del desayuno y debimos de llegar a Grafton House hacia las once y media, pero cuando entramos en la tienda, todo el mostrador estaba abarrotado de gente, y esperamos media hora completa antes de poder ser atendidas. Sin embargo, cuando nos llegó el turno, me sentí muy satisfecha con mis compras, mi ribete a 2,4, y tres pares de medias de seda por algo menos de 12 chelines el par. De regreso, con quién dirías que me topé, más que el Sr.

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Moore, que acababa de llegar de Beckenham. Creo que habría pasado de largo si no le hubiera parado yo, pero estábamos encantados de habernos encontrado. Sin embargo, pronto me dí cuenta de que no tenía nada nuevo que contarme, y lo dejé marchar. La Srta. Burton me ha hecho un sombrero muy mono, y ahora sólo puede satisfacerme un sombrero de paja del estilo de los de montar, como el de la Sra. Tilson. Y, de hecho, una jovencita de este vecindario me está haciendo uno. Estoy bastante sorprendida, pero no valdrá más de una guinea. Nuestras pellizas cuestan 17 chelines cada una y ella nos cobra 8 por la confección, aunque los botones parecen caros. Bueno, debería de decir que son caros, pues el hecho es claramente evidente.

Ayer volvimos a tomar el té con los Tilson y nos encontramos con los Smith. Me gustan mucho estos pequeños grupos. Me gusta el Sr. Smith; la Srta. Beaty tiene un gran sentido del humor y no parece tener dobleces. Mañana pasaremos la tarde con ellos, y vamos a estar con el Coronel y la Sra. Cantelo Smith, de los que ya has oído hablar. Y si ella está de buen ánimo, es probable que nos deleiten con sus excelentes canciones.

Esta noche podría haber estado en el teatro pues Henry lo había organizado para que fuésemos juntos al Liceo, pero tengo un resfriado que no quiero que vaya a peor antes del sábado. Así que, hoy, me quedo en casa todo el día. Eliza se ha ido a pasear ella sola. Ahora tiene muchos asuntos entre manos, pues ya se ha fijado el día de la fiesta, y está muy cercano. Se han invitado a más de 80 personas el próximo martes por la tarde, y la música va a ser muy buena, con cinco profesionales, tres de ellos forman un coro, aparte de los amateurs. Fanny tiene que oír esto. Uno de los contratados es un virtuoso del arpa, y espero que me guste mucho. La excusa para la fiesta es una cena para Henry Egerton y Henry Walter (primo de los Austen), aunque éste último se marcha de la ciudad el día antes. Lo lamento, pues deseaba que el prejuicio por parte de ella hubiera desaparecido, aunque lo habría lamentado más si no hubiera habido invitaciones.

Soy un poco miserable por estar tan ocupada con estas cosas, y que parezca que no tengo pensamientos para las personas y circunstancias que realmente proporcionan un interés mucho más duradero, es decir, la gente con la que estás tú, pero te puedo asegurar que me acuerdo de todos vosotros, y quiero saber todo de todo el mundo, y especialmente sobre tu visita a W. Friars (la Sra. Knight en Canterbury) “mais le moyen” ¿no tiene que estar una ocupada en sus propios asuntos?

Sábado.-

Frank ha sido sustituido en el Caledonia. Henry nos trajo ayer esta noticia del Sr. Daysh, y también supo en ese

Barco HMS Cleopatra, del que era Capitán Charles Austen

momento que Charles podría llegar a Inglaterra a lo largo del mes. Sir Edward Pellew sucede a Lord Gambier al mando y alguno de sus capitanes sucederá a Frank. Y creo que la orden ya ha sido expedida. Henry tiene intención de obtener más detalles durante el día de hoy. Escribió a Mary (la mujer de Frank) con este objetivo. Es algo sobre lo que meditar. Henry está convencido de que le van a hacer alguna otra propuesta, pero no cree que sea en absoluto de su incumbencia el aceptarla. Y luego continúa: ¿qué hará? y ¿dónde vivirá?

Espero tener hoy noticias tuyas. ¿Cómo estás, de salud, de fuerzas, aspecto, estómago, etc.?

Ayer tuve noticias muy buenas de Chawton. Si el tiempo lo permite, Eliza y yo pasearemos esta mañana por Londres. Ella necesita luces para la chimenea para el martes, y yo una onza de algodón para zurcir. Ella ha decidido no ir al teatro esta noche. Los D’Entraigues y el Conde Julien no puden venir a la fiesta. Al principio nos sentó mal, pero desde entonces ella ha ha sido capaz de abastecerse muy bien con músicos, por lo que ya no tiene importancia. El hecho de que no vengan ha provocado que vayamos a verles mañana por la tarde, y me gusta esta idea. Será divertido ver las maneras y modos de un grupo francés.

Escribí hace unos días a la Sra. Hill (su amiga Catherine Bigg, que ahora vivía cerca de Londres, en Streatham, ndlb), y he recibido una carta de lo más amable y satisfactoria. Mis fechas, en la primera semana de Mayo, le vienen perfectamente bien, y por lo tanto considero mi visita como prácticamente fijada. Me marcharé de Sloane St. el día 1 ó 2, y estaré lista para James el día 9. Si él cambia sus planes, puedo apañármelas sola. Ya he explicado mi punto de vista al respecto, y todo va bien y sin problemas. Eliza está proponiendo muy amablemente llevarme a Streatham. Ayer por la tarde nos encontramos a los Tilson, pero los cantantes Smith se excusaron, lo que puso a nuestra Sra. Smith de mal humor.

Ya hemos vuelto, tras una buena dosis de caminata y carruaje, y me he encontrado con la agradable sorpresa de tu carta. Me gustaría tener aquí los versos de James, pero me los dejé en Chawton. Cuando vuelva por allí, si la Sra. Knight

Escalera del 10 de Henrietta St.
reveriesunderthesignofausten.wordpress.com

me da permiso, se los enviaré. Nuestra primera visita de hoy ha sido Henrietta St. para hablar con Henry con motivo del desafortunado cambio de la obra de teatro de esta noche. Hamlet en vez del Rey Juan. El lunes vamos a ver Macbeth, pero ha sido una desilusión para ambos.

Amor para todos. Tuya afectuosamente.

Nota: la traducción la ha realizado la autora del blog, no con objeto literario, sino por el contenido del estado físico y/o anímico de Jane Austen, por lo que es susceptible de mejoras en el estilo, la interpretación o la traducción de algunos términos.

Fuente: Le Faye, D. (1995), Jane Austen’s Letters, Ed. Oxford University Press