Cassandra está a punto de volver a Southampton desde Godmersham, donde había ido en Septiembre de 1808 para ayudar a su cuñada Elizabeth en el nacimiento de su nuevo hijo, y donde tuvo que quedarse unos meses más tras los acontecimientos posteriores.
La vida social de Jane parece muy animada. Vecinas que van y que vuelven, bailes… La presencia de Martha (tenía ya 43 años) parece ser siempre fuente de anécdotas y, no cabe duda, se lo pasaban muy bien juntas.
Ese invierno en Southampton está siendo especialmente duro y frío, pero no parece afectar al ánimo de Jane. La familia sigue absolutamente al día con los nuevos libros que se publican, comentándolos, compartiéndolos y analizándolos.
Por cierto, podéis leer online uno de los que comenta Jane, «Ida of Athens» aquí:
http://archive.org/stream/womanoridaofathe03morgiala#page/n5/mode/2up
Ya vimos en la carta anterior que los pequeños en Godmersham habían cambiado el juego de cartas «Especulación» que les había enseñado a jugar su tía Jane mientras estuvieron en Southampton, por otro que yo he llamado «Alarde» (o fanfarroneo -Brag-), lo que le dejó una pequeña espinita clavada en el corazón. Dice Jane en su carta que «alguien de caligrafía desconocida» le ha dejado un poema para hacérselo llegar a su sobrino Edward, a propósito del tema de los dichosos juegos… ¿a qué se refiere Jane?. En realidad es una ironía de ella. Presuntamente, el poema lo escribe el Sr. Especulación (el de la «caligrafía desconocida», o sea, ella) al Sr. Alarde, haciéndole unos cuantos reproches…. Vamos, que se trata de la «pequeña venganza» irónica de Jane con el tema de los dichosos juegos de cartas….
Carta de Jane a Cassandra (Jane tenía 33 años)
Martes 17-Miércoles 18 de Enero de 1809
De Southampton a Godmersham
Mi querida Cassandra:
Me alegra comunicarte que no recibimos una segunda carta de Bookham la semana pasada. La tuya ha sido fuente de tu habitual medida y equilibrada satisfacción y entretenimiento.
Tu propuesta sobre los pañuelos de cuello es muy amable y, por casualidad, se adapta especialmente bien a mis necesidades, aunque resulta extraño que haya sido ocurrencia tuya.
Si, nos ha vuelto a nevar por aquí, y ha sido terrible; este invierno parece que todo se convierta en nieve.
Espero que no haya habido más enfermedades entre vosotros, y que William pronto se encuentre tan bien como de costumbre. La banqueta que está haciendo para Chawton me ha sorprendido gratamente, y estoy segura de que su

abuela lo valorará mucho como prueba de su afecto y habilidad, aunque creo que nunca tendremos el valor suficiente para poner un pie sobre ella. Creo que tendré que hacer una cubierta de muselina con punto satinado para evitar que acumule polvo. Estoy deseando saber de qué color es; me imagino que tendrá verdes y morados.
Edward y Henry ya han empezado a poner una pega respecto a nuestro viaje y, tengo que reconocer con cierta confusión, que no se nos había ocurrido a nosotras; pero si el primero esperaba poder evitar que entráramos completamente enKent, se verá desilusionado, pues ya hemos decidido que iremos por la carretera de Croydon cuando nos vayamos de Bookham, y luego dormiremos en Dartford. ¿No está bien así? No parece que podamos tener un lugar adecuado para descansar por la otra carretera.
Anna fue a Clanville el viernes pasado, y tengo esperanzas de que le merezca la pena conocer a su nueva tía (la Sra.

Brownlow Mathew). Quizás no te haya llegado la noticia de que James y Mary la visitaron formalmente una mañana de hace algunas semanas; y, aunque Mary no parecía estar dispuesta en absoluto a que le gustase, finalmente quedó encantada con ella. Ciertamente sus halagos tan sólo confirman que la Sra. M. fue correcta y atenta con ellos, lo que habla a favor de su sentido común. Mary dice de Anna que ha mejorado como persona, pero no le concede ninguna otra recomendación. Me temo que su ausencia ahora va a privarla de una diversión, pues el estúpido del Sr. Hammond va a dar un baile el viernes. Teníamos razones para esperar una visita esta semana del Conde Harwood y James, pero no van a venir.
La Srta. Murden llegó anoche a casa de la Sra. Hookey, lo que nos fue anunciado por un mensaje y una cesta. Por lo tanto, tu regreso te traerá por aquí a una sociedad más amplia y mejorada, especialmente con la vuelta de las Srtas. Williams. El otro día nos vimos gratamente sorprendidas por “tu belleza y la mía”, cada una con un abrigo y sombrero nuevos, y me atrevo a decir que te reconocerás bastante en la modesta corrección del gusto de la Srta. W., pues el suyo era morado, y el de la Srta. Grace, escarlata.
Puedo suponer fácilmente que tus seis semanas aquí van a estar completamente ocupadas, aunque sólo fuera teniendo que alargar las cinturas de tus vestidos. He organizado bastante bien mis planes de primavera y verano en ese sentido, y tengo intención de desgastar mi muselina moteada antes de marcharme. A esto, exclamarás, “pero la mía es muy poco convincente”, pero que, con un poco de arreglo, puede llegar a ser algo.
Martha y el Dr. Mant están tan mal como de costumbre; él va corriendo detrás de ella en la calle para pedirle disculpas por haber estado hablando con un caballero el día anterior mientras ella estaba a su lado. La pobre Sra. Mant ya no puede soportarlo más y se ha marchado con una de sus hijas casadas.
Hemos sabido por Kintbury que la Sra. Esten (hermana mayor de la mujer de Charles) tuvo la mala fortuna de estar en cama a la vez que la mujer de Charles.
Cuando William vuelva a Winchester, Mary Jane (Fowle) se marchará un mes a casa de la Sra. Nunes, luego dos semanas a Steventon, y parece probable que ella y su tía Martha viajen juntas a Berkshire. Una vez que regreses no tendremos un mes completo para Martha, pues será muy abrupto e interrumpido. Pero así nos divertiremos mucho más cuando podamos tener una media hora tranquila para estar juntas.
Para compensar por tu nueva novela, de la que por cierto nadie ha oído hablar antes de ella, y quizás

no vuelva a hacerlo nunca, nosotros estamos con “Ida de Athenas” (1809), de la Srta. Owenson. Debe de ser muy lista, pues ella misma dice haberla escrito en tres meses. De momento, tan sólo hemos leído el prefacio, pero su chica irlandesa no despierta en mi muchas expectativas. Si la calidez de su lenguaje repercutiera en el cuerpo, merecería la pena leerla con este frío.
Debo marcharme a atizar las brasas y a visitar a la Srta. Murden.
Por la tarde.-
He hecho las dos cosas, la primera con más frecuencia. Hemos encontrado a nuestra amiga todo lo confortable que pueda estar con estas bajas temperaturas. Hay un salón muy limpio en la parte trasera de la tienda, en el que puede estar sentada; no es muy luminoso y más bien “a la Southampton”, en el medio de tres hondonadas, aunque muy animado por el sonido frecuente del mortero. Después fuimos a visitar a las Srtas. Williams, que se alojan en Dusautoys. Solamente estaba la Srta. Mary, y su estado de salud es bastante indiferente. Durante nuestra visita llegó el Dr. Hacket, y dio que no recordaba un invierno tan duro como éste en Southampton. Es realmente frío, pero no lo sufrimos tanto como el año pasado, porque el viento sopla más del noreste que del noroeste.
La semana pasada, durante uno o dos días, mi madre estuvo muy débil por el retorno de “uno” de sus antiguos achaques. Pero no duró mucho, y no parece haber dejado rastro alguno tras de sí. Empezó a hablar de una enfermedad grave, pues las dos últimas habían sido precedidas por los mismos síntomas. Pero, ¡gracias al cielo! ahora está todo lo bien que se puede esperar con este tiempo que, por otro lado, le impide hacer ejercicio.
La Srta. M. nos ha hecho llegar el tercer volumen de los sermones de Hamstall (del Rev. Edward Cooper), que acaban de publicarse. Creo que nos van a gustar más que los otros dos. Son expresamente “prácticos” y para su uso en congregaciones rurales.
Acabo de recibir algunos versos en una caligrafía desconocida y se me solicita que se los envíe a mi sobrino Edward en Godmersham:
“¡Ay de mi!, mísero Alarde, siendo un juego tan jactancioso,
¿De qué te sirve ahora tu vacuo nombre?¿Dónde está ahora tu distinguida fama?
Mi días terminaron, y los tuyos también
Pues tanto tú como yo hemos sido expulsados de Godmersham estas Navidades y, ahora, a lo largo y ancho de la mesa, se juega a cualquier juego que no sea Alarde o Especulación.
Y ésta es la templada exclamación del tierno corazón de Especulación”
Miércoles.-
Hoy esperaba tener carta de alguien, pero no ha sido así. Dos veces al día pienso en la llegada de una carta de Portsmouth. La Srta. Murden ha venido a visitarnos esta mañana y parece estar muy satisfecha con sus situación. Lo peor de que esté en Southampton es que de vez en cuando tengamos que salir a caminar con ella, pues habla tan algo que nos sentimos avergonzadas, pero afortunadamente nuestras cenas son muy diferentes y nos aprovecharemos razonablemente de esta circunstancia. La Sra. Hy. D. ha estado unos días en cama. Supongo que debemos esperar al siguiente.
El Cumpleaños de la Reina (Charlotte) ha sido la razón por la que el baile se haya cambiado a esta noche, en vez de ayer. Martha y yo esperamos pasarlo bien, pues siempre suele estar lleno. Teníamos la esperanza de poder ser independientes de otras compañías, pues íbamos a estar acompañadas por el Sr. Austen y el Capitán Harwood pero, como nos han fallado, nos hemos visto en la obligación de tener que buscar ayuda, y hemos decidido que los Wallop son los que casi con seguridad serán los menos problemáticos. He ido a visitarlos esta mañana y parecían estar muy bien dispuestos. Lamento que tengas que esperar toda una semana para tener noticias de los particulares de la velada. Me aventuro a decir que nuestro amigo el Sr. Smith, ahora Capitán Smith, que ha recientemente ha reaparecido en Southampton, me sacará a bailar. Pero lo rechazaré. Vio a Charles el pasado mes de Agosto. ¡Qué novia más extraña ha debido de ser la mujer del Coronel Tilson! Un espectáculo así es una de las escenas más inmodestas de modestia que una pueda imaginar. Su único deseo puede haber sido solamente llamar la atención. Son malos augurios para la familia de él. Es un aviso sobre su poco sentido y, por lo tanto, les garantiza intromisión ilimitada.
Espero que Fanny está ahora visitándote. Casi no me has contado nada de ella últimamente, pero confío en que seais tan buenas amigas como siempre.
Martha te envía su amor, y espera tener el placer de poder verte cuando vuelvas a Southampton. Tienes que entender que este mensaje se trata tan solo de un mensaje, para que me lo agradezcas. Tuya afectuosamente.
P.D. Henry no me envió recuerdos en tu última carta. Pero yo sí le envío los míos.
Nota: la traducción la ha realizado la autora del blog, no con objeto literario, sino por el contenido del estado físico y/o anímico de Jane Austen, por lo que es susceptible de mejoras en el estilo, la interpretación o la traducción de algunos términos.