Han pasado ya seis días desde que Elizabeth, la mujer de Edward, falleció repentinamente. Parece ser que la iban a enterrar el 17 y, mientras tanto, sus familiares más íntimos tenían oportunidad de velarla de cuerpo presente. El panorama es de lo más dramático. El bebé, Brook John, que debía de ser la alegría de la casa, ha quedado en un último plano, comportándose como un bendito. El instinto de supervivencia, seguro…

Me llama la atención en esta carta el empeño en que Fanny, la hija de Edward, se convierta en el consuelo de su padre, teniendo que dejar a un lado su dolor como hija por la pérdida de su madre, y viéndose en la obligación de tener que atender a las necesidades emocionales de su padre. Casi parece que la pobre tenía que hacer la labor de una esposa sustituta (emocionalmente hablando), aunque, visto así, no me extraña que luego se casara con un hombre mucho mayor que ella y con una numerosa prole, haciendo de nuevo las funciones de esposa y madre sustituta. El ser humano, al fin y al cabo somos, para lo bueno y para lo malo, animales de costumbres…

Carta de Jane a Cassandra  (Jane tenía 32 años)

Sábado 15-Domingo 16 de Octubre de 1808

De Southampton a Godmersham

Mi querida Cassandra:

Tus noticias nos reconfortan en la medida de lo esperable en las presentes circunstancias. La pérdida que ha sufrido Edward es terrible, y así ha de sentirse. Todavía es demasiado pronto para esperar moderación en el dolor, tanto en él como en su afligida hija. Pero podemos esperar que pronto el sentido del deber de Fanny hacia su querido padre le permita hacer tal esfuerzo. Por esta razón, y como la  más aceptable prueba  del amor hacia el espíritu de su difunta madre, intentará estar tranquila y resignada. ¿Es capaz de sentir que le sirves de consuelo, o está demasiado sobrepasada por todo aquello que no sea su soledad?

Lo que cuentas de Lizzy es muy interesante. ¡Pobre niña! A pesar de saber que la impresión será grande, no se puede dejar de sentir cómo duele el corazón ante el engaño de una mente de tan sólo ocho años.

Supongo que has visto el cuerpo. ¿Qué aspecto tiene? Estamos a la espera de que nos confirmes que Edward no asistirá al funeral. Aunque, cuando llegue el momento, supongo que le resultará imposible.

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Tu paquete saldrá el lunes, y espero que los zapatos te estén bien. Nos los hemos probado Martha y yo. Te enviaré lo que yo creo que te resultará más útil para el luto, y me reservo para mí las medias y la mitad del terciopelo. Con este arreglo tan egoísta sé que estoy haciendo lo que deseas.

Voy a ir a Bombazeen&Crape pues aquí, según lo que nos han dicho, es donde va todo el mundo. Y parece confirmar las observaciones de Martha. Sin embargo, mi luto no me empobrecerá, pues como tengo mi pelliza de terciopelo recién forrada y acabada, estoy segura de que este invierno no habrá ocasión para nada nuevo de este tipo. Llevo mi vestido para que lo forren y enviaré el tuyo a ver si tenemos la oportunidad de que se pueda hacer algo parecido, aunque creo que tu pelliza tiene mejor arreglo que la mía. Una de las Srtas. Berker está haciendo mi vestido, y la otra mi sombrero, que va a ser de seda cubierto de crespón.

He escrito a Edward Cooper, y espero que no envíe una de sus cartas de cruel pésame a mi pobre hermano. Y ayer escribí a Alethea Bigg, respondiendo a una carta suya. Nos dice confidencialmente que Catherine se va a casar el martes por la noche. Se espera que el Sr. Hill llegue a Manydown en el transcurso de la siguiente semana.

La Sra. Harrison y la Srta. Austen desean que os digamos a ti y a Edward todo lo que sea oportuno en estas tristes circunstancias . En concreto, que la única razón por la que no escriben ellos mismos para expresar sus condolencias es su deseo de no causar molestias adicionales en un momento en el que es prácticamente inevitable. Parece que sus sentimientos son sinceros.

Me alegro de que puedas hablar como lo haces de la Sra. Knight, y de todo Goodnestone en general. Me alivia bastante saber que el choque no hizo que ninguno de ellos enfermara. ¡Pero menuda tarea te tocó, teniendo que dar la noticia! Espero que no te sientas sobrepasada ahora con tener que escribir cartas, pues Henry y John deben de estar facilitándote la tarea encargándose de mucha de la correspondencia. ¿Estaba en la casa el Sr. Scudamore cuando ocurrió?¿se intentó hacer algo?¿y se sabe por qué sucedió?

Domingo.-

Dado que la carta de Edward para su hijo no ha llegado aquí, suponemos que estaríais informados al menos desde el viernes de que los niños estaban en Steventon, de lo cual, me alegro. Aprovechando que se les envió tu carta para el Dr. Goddard, Mary escribió para preguntar si mi madre deseaba tener a sus nietos con ella. Decidimos que permanecieran tal y como estaban, y espero que mi hermano esté de acuerdo. Sé que será justo con nosotras al pensar que esta decisión nos ha supuesto sacrificar lo que queríamos por lo que pensábamos que era lo mejor.

Mañana, con la diligencia, escribiré a la Sra. J.A. y a Edward sobre su luto, aunque el correo de hoy probablemente nos

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traerá vuestras indicaciones para ellos. Con toda seguridad, aprovecharé la oportunidad para dirigirme a nuestro sobrino sobre la más grave de nuestras preocupaciones, como ya hice en la carta anterior que le escribí. Los pobres niños quizás estén más cómodos en Steventon de lo que puedan estarlo aquí, aunque estoy segura de que tu puedes comprender mis sentimientos al respecto.

¡Mañana será un día terrible para todos vosotros! El oficio del Sr. Whitfield será una tarea difícil. Estaré contenta cuando sepa que ha terminado.

No tendrás dudas de que estás siempre en nuestros pensamientos. Puedo ver, con el ojo de mi mente, a todo el grupo con su luto, y en los distintos momentos del día. Y, especialmente por la tarde, me puedo imaginar el ambiente entristecido, los esfuerzos por hablar, las órdenes frecuentes relativas a indicaciones y cuidados; y al pobre Edward inquieto en su tristeza, caminando de una a otra habitación; tal vez no sea tan extraño verle subir para contemplar lo que le queda de Elizabeth. Mi queridísima Fanny tiene ahora que considerarse como su primera fuente de consuelo y su más querida amiga. Como la persona que tiene que proporcionarle, en la medida que le sea posible, todo lo que ha perdido. Esta consideración la animará y la hará sentir mejor. Adiós. Como ya te he dicho, no podrás escribir con frecuencia.

Nos alegra de corazón que el pobre bebé no te cause problemas particulares. Dale besos a nuestra querida Lizzy; dile a Fanny que dentro de uno o dos días  escribiré a la Srta. Sharpe. Tuya sinceramente.

P.D. Mi madre no está enferma. Dile a Henry que ha salido una cesta de manzanas para él desde Kintbury, y que el Sr. Fowle tiene intención de escribirle el viernes (suponiendo que esté en Londres) para pedirle que los mapas, etc., puedan quedar al cuidado de los Palmer. La Sra. Fowle ha escrito también a la Srta. Palmer para pedirle que envíe a buscarlos.

Nota: la traducción la ha realizado la autora del blog, no con objeto literario, sino por el contenido del estado físico y/o anímico de Jane Austen, por lo que es susceptible de mejoras en el estilo, la interpretación o la traducción de algunos términos.

Fuente: Le Faye, D. (1995), Jane Austen’s Letters, Ed. Oxford University Press