Tras la alegre carta anterior de Jane a su hermana (ver aquí), nada hacía presagiar que tan sólo un día después, Elizabeth, la mujer de Edward, que había dado a luz hacía escasamente doce días a su décimoprimer hijo, fallecería repentinamente.

Elizabeth Bridges
http://bygonebooks.wordpress.com/2009/04/15/austen-on-the-block-bloomsbury-auctions/

Edward se vio sumido en un profundo dolor, así como toda la familia Austen. Henry acudió tan solo dos días después a consolar a su hermano, y James y Mary arreglaron todo para ir a Winchester a recoger a los dos hijos de Edward, Edward y George. Jane, su madre y Martha se enteraron por una carta que recibieron de Mary, la hermana de Martha y mujer de James, tan solo un día antes de recibir la de Cassandra. Lógicamente ésta estaba viviendo de pleno el shock de tan extensa familia ante unas circunstancias tan trágicas, de un ser tan querido para todos.

Si hasta ese momento Edward había tenido la fortuna de cara, está claro que el dinero no lo puede todo. Su felicidad se vio truncada por la pérdida de su joven mujer. Ambos se querían, eran muy felices en compañía mutua, y vivían una vida familiar y plena. (Elizabeth tenía 35 años y él acababa de cumplir 41 tan solo unos días antes. Aunque Jane le recordaba a Cassandra que esperaba que este cumpleaños no fuera tan terrible como el de hacía 6 años, quién le iba a decir que éste, precisamente, no lo olvidaría nunca).

Carta de Jane a Cassandra  (Jane tenía 32 años)

Jueves 13 de Octubre de 1808

De Southampton a Godmersham

Mi querida Cassandra:

He recibido tu carta que estábamos esperando con muchísima ansiedad y melancolía, pues anoche nos llegaron las tristes noticias, pero apenas sin ningún detalle. Martha recibió de su hermana una carta muy breve, que empezó en Steventon y acabó en Winchester. No necesitarás que te digamos cómo nos hemos sentido y cómo lo lamentamos por todos vosotros: por ti, por Fanny, por Henry, por Lady Bridges (madre de Elizabeth) y por nuestro queridísimo Edward, cuya pérdida y sufrimiento hacen que las de los demás resulten insignificantes. ¡Alabado sea Dios!, por que puedas hablarnos de él como lo haces: que mantiene un profundo sentimiento religioso que le ayuda a soportarlo, y una predisposición que gradualmente le resultará de consuelo.

¡Mi queridísima Fanny! Estoy tan agradecida por que pueda tenerte a su lado. Ahora eres todo para ella, y podrás ofrecerle todo el consuelo que un ser humano pueda dar. Que el Todopoderoso sea vuestro apoyo, y te permita seguir bien, mi queridísima Cassandra, aunque por el momento estoy segura de que tus sentimientos igualan a los del resto.

Ya sabrás que los pobres niños están en Steventon. Quizás sea lo mejor para ellos, pues podrán hacer más ejercicio y tendrán más distracciones que aquí con nosotras, pero tengo que reconocer que estoy disgustada por la forma en que se ha organizado. Me habría encantado que hubiesen estado conmigo en estos momentos.

Escribiré a Edward en este correo.

Supongo que tendremos pronto de nuevo noticias tuyas, y tan a menudo como te sea posible escribir. Nosotros escribiremos según nos has indicado, y añadiré a Bookham. Supongo que a Hamstall lo escribiréis vosotros, ya que no me lo mencionas.

Es un consuelo saber que la Sra. Deedes ha podido evitar la tristeza y el disgusto del momento. Pero habrá sido terrible para la pobre Harriot. Por lo que respecta a Lady Bridges, aunque parezca ser una mujer de gran fortaleza, he de expresar mis temores por el efecto de un golpe tan brutal e inesperado. Deseo saber más sobre cómo os encontrais todos.

Pienso en la angustia de Henry con dolor y compasión, pero sé que se esforzará por ser de utilidad y consuelo.

Tampoco necesitarás que te diga la autenticidad de los sentimientos con los que nos acompaña Martha. Es la amiga y la hermana bajo cualquier circunstancia.

No es preciso externderse en un panegírico sobre la persona que se ha marchado, aunque es un alivio pensar en su gran valía, en sus sólidos principios, su devoción auténtica, y su notoriedad en cualquier aspecto de la vida. También es un consuelo reflexionar sobre la brevedad del sufrimiento que se la ha llevado de este mundo a otro mejor.

Me despido por el momento. Dile a Edward que le acompañamos en el sentimiento y rezamos por él. Tuya afectuosamente.

P.D. Yo escribiré a Catherine Bigg. Quizás puedas ir indicándonos algunos detalles sobre el luto y funeral.

Nota: la traducción la ha realizado la autora del blog, no con objeto literario, sino por el contenido del estado físico y/o anímico de Jane Austen, por lo que es susceptible de mejoras en el estilo, la interpretación o la traducción de algunos términos.

Fuente: Le Faye, D. (1995), Jane Austen’s Letters, Ed. Oxford University Press