Aunque Jane le dice a su hermana que no tiene nada que contarle, ésta es una de las cartas más largas que he tenido que traducir hasta ahora. La verdad es que las muchas «naderías» que le cuenta Jane a su hermana, sin embargo nos dan mucha información de cómo transcurrían sus días y, sobre todo, su nueva vida en Southampton, cerca de su hermano Frank, y de su mujer, Mary.

Están acondicionando la casa de Castle Square y, de nuevo, nos encontramos con una Jane ilusionada con los jardines,

Casa de Jane en Southampton

las flores, como ya lo leímos en su día cuando se encontraba en Steventon: una apasionada de las lilas y de los groselleros…

Se vuelve a detectar su sentido del humor: el pintor encargado de las paredes de la casa también podría dedicarse a pintar algunos rostros, y los comentarios sobre vecinos, sus elecciones, sus matrimonios y sus pequeños problemas cotidianos nos devuelven a una Jane con un estado de ánimo mucho más parecido a lo que nos solía tener acostumbrados.

Es evidente el buen entendimiento entre los hermanos, aunque, ciertamente, el comentario que hace al final de James, quien a la sazón el 13 de Febrero cumpliría 42 años, empieza a dar cuenta del distanciamiento que siente Jane hacia su hermano, y que no tiene problema en compartir con Cassandra.

 Jane también nos habla de cómo era ella de pequeña… y no parece que estuviera muy orgullosa. ¿Nos recuerda a alguno de sus personajes que empieza por F?

Carta de Jane a Cassandra  (Jane tenía 31 años)

Domingo 8-Lunes 9 de Febrero de 1807

De Southampton a Godmersham.

Mi querida Cassandra:

La expectativa que tenía tras concluir mi última carta de no tener nada que contarte parece estar más cerca de la verdad de lo que llegué a pensar, pues realmente hay muy poco. Pero tampoco necesito por ello estar por encima del acuse de recibo de la tuya, que recibí esta mañana, y contestaré a cada una de las partes que puedan ser respondidas. De esta manera, puedes prepararte consecuentemente para cuando te sorprenda con mis “¡qué contenta!” o “¡cuánto lo siento!” del resto de la página.

Lamentablemente, no veo nada por lo que estar contenta, a menos que convierta en objeto de felicidad al hecho de que la Sra. Wylmot haya tenido otro varón, y que Lord Lucan haya contratado a una nueva sirvienta, teniendo en cuenta que ambos eventos son fuente de bienestar tan sólo para los protagonistas.

Sin embargo, encuentro muchas ocasiones para poder lamentarme, siendo la primera de ellas el hecho de que se haya retrasado tu regreso, y resulta muy dudoso que yo pueda superarlo. Aunque no merece la pena lamentarse. No he oído nunca que las “Lamentaciones de la Reina Mary” (ndet: canción. Ver también la “Historia de Inglaterra” de JA) le hicieran ningún bien, por lo que yo tampoco puedo esperar ningún beneficio de las mías. Todos lo sentimos, y este asunto ya ha quedado agotado.

Ayer tuve noticias de Martha. Va a pasar esta semana con los Harwood, después se va con James y Mary durante unos días a ver a Peter Debary y a dos de sus hermanas en Eversly, cuyo salón ha sido obtenido tras la muerte de Sir R. Cope, y espera estar allí hasta el 24, que será el martes de dentro de quince días. Me alegraré sinceramente si puede cumplir hasta ese día, pero no quiero depender de ello. Me inquieta tanto la idea de que no se detenga en algún otro lugar que si no ocurre nada que lo produzca, no puedo evitar pensar que se casará con Peter Debary.

Me molestó no poder conseguir nada de pescado mientras la familia era tan extensa, pero las cosas fueron así, y hasta el

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martes pasado no pude comprar ninguno. Después, les envié cuatro pares de lenguados pequeños, y me agradaría asegurarme de que hayan llegado a tiempo. Pero no he tenido noticias de ellos desde entonces, y me temo que voy a oir sólo cosas malas. Me costaron seis chelines y los envié en la cesta que había llegado unos días antes desde Kintbury con pollos, etc. Insisto en que te reserves “lo que quiera que sea”, pues tan sólo me adeudas 18 peniques.

La Sra. E. Leigh no hizo la más mínima alusión a los asuntos de mi tío, tal y como recuerdo haberte comentado en su día, pero tendrás la ocasión de oírlo con la frecuencia que desees. Mi madre la escribió hace una semana. Acaba de terminar el tapete de Martha y está muy bonito, pero no tanto como yo esperaba. No veo fallos en los bordes, pero la parte central ha quedado muy deslucida. Mi madre desea que te diga que te tejerá uno tan pronto como estés de vuelta para elegir los colores y patrones.

Lamento si te he ofendido con el asunto del Sr. Moore, pero no tengo intención de que llegue a gustarme alguna vez. Y respecto a tener que sentir lástima por una jovencita simplemente por el hecho de que no pueda vivir en dos lugares al mismo tiempo, a la vez que disfruta de las comodidades de estar casada y soltera, no tengo la intención ni siquiera de intentarlo, aunque se trate de Harriot (ndet: Harriot Bridges estaba ahora casada con el Reverendo Moore). Como puedes ver, yo también tengo mi temperamento, igual que tu.

Frank y Mary no aprueban en absoluto que no estés en casa para poder ayudarles con sus compras finales, y desean que te diga que, si no estás, serán tan maliciosos como puedan, y elegirán todo en el estilo que más te moleste, cuchillos que no corten, vasos que se tambaleen, sofas sin asientos y una librería sin estantes.

Nuestro jardín (en Castle Square) está siendo arreglado por un hombre que tiene un excelente buen carácter, un rostro agradable y pide algo menos que el primero. Dice que las matas que rodean el paseo de gravilla son tan sólo rosales, algunos salvajes y otros de un tipo indeterminado. Tenemos intención de adquirir algunos mejores, y atendiendo a mis deseos particulares va a hacerse con algunas lilas. No podría vivir sin las lilas, como diría Cowper. También estamos hablando sobre plantar laburno. Está limpiando el arriate bajo el muro de la terraza para recibir groselleros, y ha encontrado un lugar muy apropiado para las frambuesas.

Los cambios y mejoras de puertas para adentro también avanzan apropiadamente y las habitaciones van a quedar realmente muy cómodas. Estamos montando in situ nuestro vestidor a partir de una mesa de cocina bastante grande que pertenecía a la casa, para lo que hemos pedido permiso del pintor de Lord Lansdown, el Sr. Husket, a quien yo llamaría el pintor doméstico, puesto que vive en el Castillo. El servicio doméstico está dando prioridad a este asunto más necesario, y supongo que cuando las paredes no necesiten más retoques, se empleará al pintor en el rostro de mi Lady.

La mañana ha sido tan húmeda que he llegado a temer que no seríamos capaces de ver a nuestra pequeña visitante, pero

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Frank, que pudo ir él solo a misa, fue a buscarla cuando acabó, y ahora la tengo parloteando a mi lado y examinando los tesoros de los cajones de mi mesa de escritura. Creo que está muy contenta, y no es nada tímida. Se llama Catherine, y su hermana Caroline. (ndet: las hijas del Capitán Foote). Se parece algo a su hermano, igual de bajita para su edad, pero no tan guapa.

¿Qué ha ocurrido con toda la timidez de este mundo? La moral y las enfermedades naturales desaparecen con el paso del tiempo, y otras nuevas ocupan su lugar. La timidez y fiebre miliar han dado paso a la confianza y las quejas de parálisis.

Lamento oir que la enfermedad de la Sra. Whitfield ha ido a peor, y que Marianne Bridges haya sufrido tanto. Estas son algunas de mis penas, y creo que tengo que lamentar también que la Sra. Deedes vaya a tener otro hijo. Hemos tenido también la muerte de la Sra. Knatchbull. Que yo sepa, no era del agrado de nadie y, por lo tanto, no puedo sentir nada por quien la hubiera sobrevivido, pero ahora lo estoy haciendo por su marido, y creo que lo mejor que puede hacer es casarse con la Srta. Sharpe.

Acabo de hacer mi regalo y he tenido el placer de ver que se recibía con una sonrisa de genuina satisfacción. Estoy segura de que en esta ocasión puedo llamar a Kitty Foote, tal y como Hastings hizo con H. Egerton “mi muy valiosa amiga”.

Tarde.-

Nuestra pequeña visitante acaba de marcharse, y nos ha dejado bastante contentos con ella. Es una niña muy

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agradable, natural, cariñosa y sincera, con toda la educación que se puede ver en los mejores niños de nuestros días. Nada que ver conmigo misma cuando tenía su edad, que tan a menudo me suele sorprender y avergonzar. La mitad del tiempo que ha estado aquí se ha pasado jugando a los “palillos”, algo que considero una parte muy valiosa de nuestro mobiliario y para nada lo menos valioso que haya recibido la familia Austen de parte de la familia Knight.

Pero tengo que contarte algo. Mary ha estado siendo durante algún tiempo advertida por la Sra. Dickson de la pretendida llegada de una tal Srta. Fowler a este lugar. La Srta. F. es amiga íntima de la Sra. D. y como tal es bastante conocida para Mary. El jueves pasado estuvo aquí mientras nosotros estábamos fuera. Cuando volvimos, Mary se encontró con una tarjeta que solamente tenía el nombre de ella, y una nota diciendo que volvería a visitarnos. La particularidad de todo esto nos hizo comentarlo entre nosotros y, entre otras conjeturas, Frank dijo bromeando que “me atrevería a decir que está con los Pearson”. Mary se sorprendió por la conexión de los nombres e inmediatamente se acordó de que la Srta. Fowler había sido muy amiga de alguien que se llamaba así. Y tras unir todas las piezas, apenas nos queda duda de que realmente se está alojando con la única familia del lugar a la que no podemos visitar. ¡Qué “contretemps”!, como dirían en Francia. ¡Qué infortunio!, como diría M. Duval (ndet: del libro “Eveline”). El Caballero Negro seguro que ha empleado a uno de sus serviles diablillos para que se encargara de esta travesura insignificante. La Srta. F. no ha vuelto a visitarnos, pero la esperamos a diario. La Srta. P. lógicamente le ha dado una clara explicación de la situación. Es evidente que la Srta. F. no esperaba ni deseaba que se le devolviera la visita, y Frank está bastante alerta por su mujer, tanto como deseamos por su bien, o por el nuestro.

Nos alegraremos de estar tan cerca de Winchester cuando Edward (su sobrino) se vaya allí, y nada nos satisfará más que tener nuestra cama extra ocupada por él. ¿Se marcha de Eltham en Semana Santa?

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Estamos leyendo ”Clarentine” y nos sorprende de nuevo por lo estúpida que es. Recuerdo que me gustó mucho  menos cuando la leí por segunda vez que cuando lo hice la primera, y no soporta en absoluto una tercera lectura. Está llena de comportamientos poco naturales y dificultades forzadas, sin ningún mérito sorprendente de ningún tipo.

La Srta. Harrison se va a Devonshire para encargarse de la Sra. Dusautoy, como de costumbre.

La Srta. Jackson se ha casado con un joven Sr. Gunthorpe, y va a ser muy desgraciada. Él es mal hablado, bebe, tiene mal carácter, celoso, egoísta y brutal. El matrimonio ha amargado a la familia de ella, y ha ocasionado que él haya sido desheredado.

Hemos añadido a nuestra lista de conocidos a los Brown. Él está al mando de la milicia de los Sea Fencibles de Sir Thomas Williams, y éste último, obedeciendo a su deseo, nos lo presentó cuando le vimos la semana pasada.

De momento, solamente los caballeros han hecho visitas, pues la Sra. B. está enferma, pero es una mujer de aspecto agradable y lleva uno de los sombreros de paja más bonitos del lugar.

Lunes.-

Ya están hechas las camas de la buhardilla, y las nuestras estarán terminadas hoy. Esperaba que hubieran acabado el sábado, pero ni la Sra. Hall ni Jenny fueron capaces de ayudar lo suficiente para que así fuera; yo, de momento, he hecho  muy poco, y Mary nada en absoluto. Esta semana nos emplearemos algo más, y me gustaría tener las cinco camas terminadas para el final de la misma. Entonces habrá que empezar con las ventanas, las cortinas, la funda del sofá, y una alfombra que hay que cambiar.

No me sorprendería que James volviera a visitarnos esta semana. Nos dio a entender que le esperáramos

James Austen

 pronto y si finalmente se van a Eversley no podrá venir la semana que viene. Estoy triste y enfadada porque esta visita no va a dar gusto a nadie. La compañía de un hombre tan bueno y tan listo debería de ser en sí misma gratificante; pero su conversación parece completamente forzada, sus opiniones en muchos puntos son una copia demasiado exacta de las de su mujer, y el tiempo que pasa aquí creo que se dedica a pasear por la casa y dar portazos, o a tocar la campanilla para que le traigan un vaso de agua.

Pues eso, ahora puedo congratularme por haberte compuesto una carta más o menos interesante, teniendo en cuenta mi falta de material. Pero al igual que mi querido Dr. Johnson, creo que me he entretenido más con nociones que con hechos.

Espero que tu catarro haya desaparecido, y que te encuentres bien. Con todo mi cariño y afecto.

Nota: la traducción la ha realizado la autora del blog, no con objeto literario, sino por el contenido del estado físico y/o anímico de Jane Austen, por lo que es susceptible de mejoras en el estilo, la interpretación o la traducción de algunos términos.

Fuente: Le Faye, D. (1995), Jane Austen’s Letters, Ed. Oxford University Press