La versión de Jane Austen

Isabel

Isabel I por Cassandra

La desgracia peculiar de esta mujer fue la de tener unos ministros deplorables. Dado que ella ya era malvada por sí misma, no podría haber cometido daños tan extensos con sus delitos sin la connivencia y el aliento de hombres tan viles y abandonados.

Sé que son muchas las personas que han afirmado y creído que Lord Burleigh, Sir Francis Warlingham y el resto de los que ocuparon puestos de responsabilidad en el Estado eran ministros meritorios, experimentados y capaces. Pero, ¡oh! Qué ciegos deben de estar tales escritores y lectores para distinguir el auténtico mérito, el mérito despreciado, descuidado y calumniado, si siguen persistiendo en tales opiniones después de reflexionar sobre el hecho de que estos hombres, tan presumidos, se comportaron de manera tan escandalosa para su país y su género, al permitir y apoyar a su reina para que encerrase durante diecinueve años a una Mujer a la que, si bien no sirvieron para nada sus proclamas sobre sus parentescos y méritos, al menos como reina y como alguien en la que se podía confiar, podría haber albergado esperanzas de ser apoyada y protegida; y, finalmente, por permitir que Isabel llevara a esta mujer amable a una muerte inoportuna, inmerecida y escandalosa.

¿Puede cualquiera capaz de reflexionar por un momento sobre este borrón, esta mancha eterna sobre su capacidad de comprensión y sus caracteres, permitir cualquier alabanza hacia Lord Burleigh o Sir Francis Walsingham? ¡Oh! Cuánto debió de

mujeresdeleyenda.blogspot.com Maria

sufrir esta encantadora princesa, cuyo único amigo entonces fue el Duque de Norfolk, y los únicos ahora son el Sr. Whitaker, la Sra. Lefroy, la Sra. Knight y yo misma; y que fue abandonada por su hijo, encerrada por su prima, insultada, reprochada y vilipendiada por todos. ¡Cuánto debió de sufrir su mente noble cuando fue informada de que Isabel había dado órdenes para su ejecución! Aun así, lo soportó con una fortaleza inquebrantable, firme en su convicción, constante en su religión, y se preparó para afrontar su destino cruel al que estaba condenada, con una magnanimidad que solamente podía proceder de una inocencia consciente.

Y Vd., lector, incluso ¿podría haber creído posible que algunos protestantes endurecidos y entusiastas la hubieran incluso insultado por ese convencimiento en la religión católica que le dio precisamente tanta credibilidad? Esta no es más que una prueba sorprendente de la pequeñez de sus almas y de sus criterios prejuiciosos para acusarla.

Fue ejecutada en el Gran Salón del Castillo de Fotheringay (¡lugar sagrado!) el miércoles 8 de Febrero de 1585 para mancha eterna de Isabel, sus ministros y de toda Inglaterra. Puede que no sea innecesario antes de que concluya completamente mi versión de esta malograda reina, observar que se la había acusado de numerosos delitos durante el tiempo de su reinado en Escocia, de los que yo ahora puedo asegurar a mis lectores que era completamente inocente; y no habiendo sido nunca culpable de nada más que de imprudencias en las que fue traicionada por la apertura de su corazón, su juventud y su educación. Confío que con esta aseveración haya desmontado cualquier duda y sospecha que pudiera haber surgido en la mente del lector sobre lo que otros historiadores han escrito sobre ella, por lo que procederé a mencionar los siguientes sucesos que marcaron el reinado de Isabel.

Fue sobre esa época que vivió Sir Francis Drake, el primer navegante inglés que dio la vuelta al mundo, para convertirse en el

Sir Francis Drake

ornamento de este país y de su profesión. A pesar de su gran fama justamente celebrada como navegante, no puedo evitar vaticinar que será equiparado en este siglo o el siguiente con otro que ahora todavía es joven, pero que ya promete estar a la altura de las expectativas ardientes y optimistas de sus familiares y amigos, entre los que se encuentran la amable dama a la que está dedicado este libro, y mi no menos amable persona.

Aunque de distinta profesión, y brillando en una esfera diferente de la vida, a la vez que igualmente destacado en su carácter de Conde, de la misma manera que Drake lo era de Navegante, fue Robert Devereux Lord Essex. Este joven desgraciado no era muy distinto del también desgraciado Frederic Delamere. El símil puede ser llevado todavía más allá, e Isabel el tormento de Essex puede ser comparada con Emmeline de Delamere. Sería interminable enumerar todas las desgracias de este noble y galante Conde. Es suficiente decir que fue decapitado el 25 de Febrero, después de haber sido Lord Lieutenant de Irlanda, tras haber empuñado su espada con valor, y después de haber realizado muchos otros servicios a este país. Isabel no sobrevivió mucho tiempo después a esta pérdida, y murió tan miserable que, si no fuera un insulto a la memoria de Maria, podría sentir lástima por ella.

La versión oficial 

Esta vez, nos vamos de wiki… (sí, ya sé que no es el mejor sitio, pero para comparar historias, no para profundizar, es más que suficiente…). Hacer click aquí.

Para Saber más de María, hacer click aquí.

Fuente:

LeFaye, D. (1993), The History of England by Jane Austen, A facsimile, Ed. The British Library