A las 4 y media de la madrugada de un día como hoy de hace doscientos años, Jane fallecía en los brazos de la persona que más quería, y había querido, en su vida: su hermana Cassandra. Junto a ellas se encontraba Mary, esposa de su hermano mayor James y hermana de la mejor amiga de Jane, Martha Lloyd, quien estaba al cuidado de la Sra. Austen en Chawton. Poco después llegó Henry.

El día 18 de Julio de 1817 era viernes. Doce horas antes de su fallecimiento, Jane había tenido que ser sedada por el Sr. Lyford, y había perdido el conocimiento, que nunca volvería a recuperar.

Intentar recrear esta escena resulta francamente difícil para quienes hemos seguido día a día doscientos años después, los estados de ánimo, los éxitos, los pequeños gestos cotidianos de esta genial escritora que, como decía el Prof. John Mullan hace apenas unos días, estaba, y está, mucho más allá que cualquiera.

Jane se había marchado con su alma en paz. Tuvo la ocasión de hacer testamento, de despedirse de su familia, y de agradecer de palabra y obra a cada uno de ellos por tanto amor, ternura y cuidados recibidos. Aceptó su enfermedad y su desenlace final como la voluntad de Dios, sin oponerse a ella.

Resulta difícil imaginar el profundo dolor de Cassandra ante el último suspiro de Jane. Cassandra sacó fuerzas para escribir a su madre en Chawton, y para empezar a cortar pequeños mechones del cabello de su hermana para repartirlos, como recuerdo, entre todos sus seres más queridos. Costumbre ésta muy habitual en la época.

La noticia del fallecimiento de Jane llegó a Chawton hacia el mediodía de ese 18 de Julio. Frank inmediatamente escribió a Ben Lefroy para que pudiera informar a su esposa Anna, la querida sobrina de Jane.

Mientras Jane se encontraba siendo velada por Cassandra, Henry y Mary, la familia se preocupó por arropar a su madre en Chawton. Anna se ofreció rápidamente a acudir junto a ella, y Edward llegó esa misma tarde para acompañar a su madre.

Charles no tuvo noticias del fallecimiento de su hermana hasta un par de días después.

Como siempre había sido, la familia unida sin fisura. Jane fue la primera de los hermanos que se marchó, la primera hija que perdió la Sra. Austen. Sin embargo, es difícil imaginar un contexto más idóneo para pasar a mejor vida.

Jane Austen, la mujer, hija, hermana, tía… falleció hoy hace doscientos años….

.….¡¡QUE VIVA JANE AUSTEN, GENIO DE LA LITERATURA UNIVERSAL!!…..

 

Gracias por seis años de aventuras compartidas en la red, por toda una vida de compañía, intentando aprender lecciones, leyendo entre líneas, y enseñarnos, como hizo Lizzy con Darcy, a no tomarnos demasiado en serio y reirnos de nuestras vulnerabilidades; gracias por haber sido, hace doscientos años, una mujer independiente, que apostó por su talento, atractiva, elegante, inteligente, profesional y divertida. ¡¡¡Cómo no adorar a Jane!!! Algunas añadiréis que nos regaló a los mejores caballeros de la literatura universal, pero también a unas heroínas que nos invitan a vivir nuestra más divertida aventura, la de nuestras cotidianas vidas. La vida y las novelas de Jane Austen son un auténtico manual sobre la felicidad. Ahora, si estás leyendo estas líneas, cierra los ojos, guarda un minuto de silencio, junto a tantos otros lectores, y dedícale a Jane tu mejor  sonrisa. Nada le habría gustado más.

¡¡GRACIAS, JANE!!