Hoy os traigo una entrada que seguro que os va a encantar. Cortesía de mi querido amigo Lord Kermitt. ¡Gracias! 😉
Se trata de las invitaciones que enviaban los caballeros del siglo XIX cuando querían cortejar a una dama. ¡Cuánto se echan en falta!
¿Queréis ver más? Pues aquí os dejo el enlace para que veáis algunas muestras de esta bonita y curiosa costumbre:
El texto español de esa tarjeta es una paupérrima traducción del original inglés que salió hace unos días por Internet y está en http://cdn5.upsocl.com/wp-content/uploads/2015/04/flirt8.jpg. Además de que hay que saber poco inglés para traducir «fence» por «reja» en este caso, la alusión a la reja es tremendamente inconveniente en este contexto. Sabido es que en el XIX eran las mujeres las que se sentaban junto a la reja (de su casa) a charlar con el enamorado (que indefectiblemente estaba fuera).
Saludos, M. Barbero
Te doy toda la razón, de hecho en las otras tarjetas también hay errores de traducción supinos, pero he decidido obviarlos más que nada por recuperar la sana costumbre de pedir permiso antes de dar un paso con alguien. En las cartas y novelas de Jane Austen, siempre vemos que se dejan tarjetas cuando se llegaba a casa de alguien y no estaban para recibirlos, o simplemente para avisar de la intención de visitar o de pasear. La verdad, es que en muchos casos se echa en falta esa bonita consideración…
Pero, efectivamente, la traducción se merece un par de calabazas, por lo menos… ¡¡Gracias por tu apunte!! 🙂
A mí me parece de lo más lindo tener la delicadeza de dejar una tarjeta así, tan amable.
Me encantan esas cosillas que transmiten caballerosidad, con gran respeto y discreción.
Saludos cordiales.
PUffff…. estoy mil por ciento de acuerdo contigo… ahora se creen con derecho a entrar hasta la cocina de tu casa y sin preguntar…
Estoy escandalizada por tamaña relajación de las costumbres! A dónde vamos a ir a parar!!
pd. A la casa de la chica, por lo que parece.
Querida Edwina, manténgase en su siglo, pues como aparezca por éste los rizos se le van a caer hasta la muselina de los pies…. 😉 Imperdonable…