Hoy me he cruzado con un artículo en el diario ABC.es, sobre la publicación de un nuevo libro de Simon Garfield, sobre el arte epistolar, y que no me voy a tomar la molestia de mencionar.

No me voy a extender en el mismo, pues esta entrada no pretende ser una reseña del mismo, pero sí me ha llamado la atención que el artículo comienza con un «Jane Austen escribía cartas soporíferas, Emily Dickinson empezó a enviarlas a los 11 años, Lewis Carroll inventó una cartera para sellos. Simon Garfield trufa de anécdotas su ensayo «Postdata»

Y, francamente, la aseveración siguiente no tiene desperdicio:

«Las cartas de Jane Austen eran soporíferas. Tanto que, estas sí, habrían dado la razón a Twain para desenterrar a la escritora y darle con su tibia. Nada hay en las 160 conservadas que divierta o informe. Nada que ver con las de sus novelas. Para empeorarlo, Austen escribía una primera hoja normal y luego la ponía apaisada y escribía de través aprovechando los huecos. Es cierto, como apunta el especialista John Mullan, que no fueron escritas pensando en su publicación. No las escribe como novelista.»

Al leer esto, me he quedado algo perpleja. Tanto como cuando oigo decir que Jane Austen es una escritora romántica. Este argumento más la novedad de que sus cartas eran soporíferas tan sólo denotan algo de quien las defiende: QUE NO HAN LEÍDO A AUSTEN.

Jane Austen puede gustar u horrorizar, pero decir que era romántica o soporífera tan sólo sirven para ponerse una medalla: la de IGNORANTES.

Bueno, y ahora que ya me he desahogado, aquí tenéis la foto de Garfield, que me recuerda sospechosamente al Sr. Collins…:

garfield

Fuente:

http://www.abc.es/cultura/cultural/20150318/abci-simon-garfield-postdata-201503181328.html