MP Capítulo 10
Sinopsis
Nos habíamos quedado en que Fanny se había quedado sola sentada en un banco de los jardines de Sotherton, propiedad de los Rushworth, mientras Edmund había salido corriendo tras las faldas de Mary Crawford. Serían tan solo unos minutos…, le dijeron.
Y así estaba en sus pensamientos, cuando aparecieron María Bertram, el Sr. Rushworth y el Sr. Crawford. Tras la sorpresa inicial de encontrarla sola, María quiso ir más allá de la puerta de hierro, pero estaba cerrada con llave. Tan insistente se puso que el Sr. Rushworth, con tal de satisfacer a su prometida, salió raudo y veloz hacia la casa. Allí se quedaron hablando Maria y el Sr. Crawford, ignorando absolutamente la presencia de Fanny. A María se le hacía muy larga la espera, por lo que decidió saltar la verja, a pesar de las advertencias de Fanny. La siguió el Sr. Crawford y juntos desaparecieron aunque le dijeron a Fanny que le transmitiera al Sr. Rushworth que le estarían esperando.
Y Fanny se queda de nuevo sola en el banco…. Esperando a ver si aparecían Edmund y Mary Crawford.
Pero no. Apareció Julia Bertram, que había logrado zafarse de la Sra. Rushworth, y de su tía la Sra. Norris. Estaba furiosa pues pensaba que le había tocado lo peor de la jornada, e incluso le increpó a Fanny por estar tan plácidamente sentada bajo los árboles. Está visto que nunca llueve a gusto de todos… Cuando Fanny le dijo dónde habían ido su hermana y el Sr. Crawford, ni corta ni perezosa saltó también la verja para reunirse con ellos…
…y allí se quedó Fanny de nuevo sola.
A los cinco minutos llegó el Sr. Rushworth con la lengua fuera… y con la llave. Tan sólo para quedarse sorprendido por la osadía de su prometida y del resto. Un tanto apenado, se abre a Fanny, y le pregunta que qué tal le caen los Crawford. A él, mal. Estaban mejor sin ellos. Está visto que de tonto tenía poco y se estaba dando cuenta del flirteo de ambas hermanas con Henry. Una punzadita de celos justificados le invadió en ese momento. Pero finalmente abrió la verja y fue en busca de Maria, Henry y Julia.
Y Fanny se queda otra vez sola en el banco…
Total, que los pocos minutos se habían convertido en una hora, cuando aparecieron Mary Crawford y Edmund. Quienes, por cierto, habían estado precisamente en el lugar que Fanny había estado deseando visitar desde el principio de la jornada. Por supuesto, Edmund le dijo que había pensado mucho en ella y lo cansada que debía estar….
Volvieron juntos a la casa donde poco a poco todos se fueron reuniendo. La tía Norris, cómo no, había conseguido de la sirvienta todo tipo de viandas: faisanes, huevos, queso…. Por supuesto, fue culpa de la sirvienta que insistió, y no admitía un no como respuesta.
De vuelta en el carruaje, la tía Norris se dirigió a Fanny echándole en cara el buen día que había pasado gracias a ella. Por cierto, Henry Crawford invitó de nuevo a Julia a sentarse a su lado, y a ésta le pareció un buen final para un día que había empezado bien, pero que para ella se había desarrollado desastrosamente.
Cuando la tía Norris cesó de parlotear, se hizo un silencio que sumió a cada uno en sus propias reflexiones…
Análisis y Reflexiones
Fanny es ignorada sistemáticamente por todos, lo que le permite ser la espectadora, observadora y analista de cada situación, de cada carácter y de cada conducta:
Henry Crawford, jugando con las dos hermanas Bertram.
Mary Crawford, flirteando con Edmund a quien sabe que tiene en el bote, pero con quien, una vez que se ha enterado de que pronto se ordenará como clérigo, el interés ha caído al nivel del subsuelo. Tan sólo es un divertimento para ella.
El pobre Sr. Rushworth celoso de las atenciones de Henry hacia su prometida, pero más aún de la respuesta de ésta.
Edmund, literalmente embobado con Mary Crawford, pero pensando que el listo era él, claro, que conseguiría darle la vuelta a esa cabecita loca…
La tía Norris sacando provecho de todo y poniéndose las medallas propias y ajenas.
Y las hermanas Bertram, dos niñas caprichosas, maleducadas en los sentimientos, y jugando con un fuego que, todavía no lo saben, les quemará sin remedio…
Frases Geniales
.- Hay situaciones en las que un buen estado de ánimo puede denotar falta de sentido común.
.- Era imposible que Edmund se hubiera olvidado de ella completamente.
.- Cuando las personas están esperando, se convierten en pésimos jueces sobre el tiempo transcurrido.