El desayuno inglés, tal y como lo conocemos hoy, se desarrolló en el periodo de Regencia. Anteriormente, hacia las 10 de la mañana se tomaba un almuerzo consistente en té, café, bollos, panecillos, carnes, huevos, etc. En una visita a la Abadía de Stoneleigh, la madre de Jane Austen hizo algún comentario sobre la cantidad de comida que se servía en el desayuno, e hizo la lista: «Chocolate, café y té, plumcake, pastel, bollos calientes y fríos, panecillos y mantequilla, y una tostada para mi».

Estos desayunos tardíos permitían que la gente pudiera hacer sus recados, paseos o lecturas, e incluso hasta finales de los 1880 era un requisito legal que las bodas se celebrasen temprano, de manera que los banquetes eran estos desayunos copiosos que permitían que los invitados se marcharan a primera hora de la tarde a sus casas, y los novios iniciasen su luna de miel sin retrasos.

A medida que fue creciendo la clase trabajadora y la clase media tomó fuerza, cambiaron las horas de las comidas y el desayuno comenzó a hacerse a las 8 o 9  de la mañana para que los hombres de negocio y profesionales pudieran desarrollar sus actividades. Estos desayunos consistían en bollos y panecillos como el brioche, las tostadas, plumcakes, etc. Las bebidas más populares eran el chocolate y el té. En casa de Jane, ésta era la que se ocupaba de la intendencia del té y de preparar el desayuno para la familia alrededor de las nueve de la mañana, después de haber practicado a solas con su piano. Sus desayunos consistían en un bollo consistente de especias, tostadas, té y, de vez en cuando, chocolate. 

Fuente:

Laura Boyle

http://www.janeausten.co.uk/magazine/page.ihtml?pid=309&step=4