Henry va mejorando de salud, pero está al borde de que su banco quiebre, y empieza a hacer movimientos al respecto. Jane está pletórica, con la recuperación de su hermano y la publicación de su cuarta novela, y el reconocimiento que gozaba ya como escritora.

Si recordáis las cartas que hemos ido viendo a lo largo de estos años, podemos ver a una Jane madura y plena. ¿Recordáis aquellos momentos más oscuros de tristeza por distintos motivos? Definitivamente es una mujer muy culta, e instruida, especialmente para la época, pero también divertida y equilibrada. Personalmente creo que transmite una sensación muy armónica.

Espero que os guste esta carta que hoy, hace doscientos años, le escribía Jane a su hermana Cassandra.

Carta de Jane a su hermana Cassandra (Jane tenía 39 años)

Sábado 2 de Diciembre de 1815

Desde Hans Place, Londres

Mi querida Cassandra:

Henry volvió ayer, y habría regresado un día antes si hubiese sabido lo suficiente a su debido tiempo. El miércoles por la noche tuve el placer de tener noticias del Sr. Tilson, por las que el Sr. Seymour consideraba que ya no debía ausentarse por más tiempo.

También tuve el miércoles por la mañana el consuelo de unas cuantas líneas del mismísimo Henry (justo después de que saliera tu carta), dando tan buena cuenta de su estado, que me hicieron sentir absolutamente tranquila. Fue hasta Hanwell con el máximo cuidado y atención, y pasó allí dos días de lo más tranquilos y placenteros. Al estar tan seguro de que no iba a empeorar lo más mínimo por ir hasta allí, debemos confiar tanto como él mismo en que se pondrá mejor.

Para hacer de su retorno una auténtica fiesta, confirmamos la presencia del Sr. Haden para cenar. No es necesario que diga que la tarde fue de lo más agradable. Pero parece que estás equivocada respecto al Sr. Haden. Tu lo llamas boticario, y no lo es, ni nunca lo ha sido. No hay ningún boticario en este vecindario. Quizá sea éste uno de los inconvenientes de esta situación, pero así son las cosas. No tenemos a mano a ningún médico. Él es un Haden, nada más que un Haden, un tipo de maravillosa criatura indescriptible con dos piernas, a medio camino entre un hombre y un ángel, pero sin rastro alguno de ser un boticario. Quizás sea el único no boticario de los alrededores.  Nunca ha cantado para nosotros. Nunca lo hará si no va acompañado de un piano forté. El Sr. Meyers da sus tres lecciones a lapiano semana, alterando sin embargo sus días y sus horas a su antojo. Nunca es puntual ni tiene mesura.  No soy tan aficionada a los maestros como Fanny, y el Sr. Meyers tampoco me hace que sienta ningún anhelo por ellos. La verdad es que pienso que, al menos los maestros de música, son todos ellos demasiado rimbombantes y gozan de demasiadas libertades respecto a su tiempo de estudio. 

Estaremos encantados de ver a Edward el lunes. Tan sólo lamentamos que suponga para ti una pérdida. Junto a él, le daremos la bienvenida al pavo. Tiene que prepararse para tener su correspondiente dormitorio, pues Henry se trasladó al de abajo la semana pasada. El otro le parecía demasiado frío.

Lamento que mi madre haya estado doliente, y mucho me temo que este tiempo exquisito sea demasiado bueno como para darle la razón. Yo lo estoy disfrutando por todo mi ser, de arriba abajo, de izquierda a derecha. Longitudinal, perpendicular y diagonalmente. No puedo más que esperar egoístamente que nos vaya a durar hasta la Navidad. ¡Qué tiempo tan agradable, insalubre, impropio de la estación, relajante, sofocante y húmedo!

¡Oh! Muchas gracias por tu carta tan larga, me hizo bastante bien. Henry acepta agradecido tu oferta de hacerle nueve galones de hidromiel. El error de los perros le molestó bastante durante un momento, pero ya no ha vuelto a pensar en ello desde entonces. Hoy va a intentar por tercera vez el emplasto fortificante, y como estoy segura de que va a salir bastante, lo deseable es que sea capaz de aguantar con él. Sale esta mañana en el Coche de Chelsea para firmar la fianza, y va a visitar Henrietta St. No me cabe la menor duda de que visitará Henrietta St. a diario. 

Fanny y yo nos quedamos muy cómodas tan pronto como nos satisfizo la llegada a salvo a Hanwell de nuestro inválido. Por medio de todo tipo de maniobras y buena suerte pudimos frustrar todos los intentos respecto a nosotras por parte de los Maling. Afortunadamente el miércoles por la mañana, cuando estuvimos en la ciudad, cogí algo de frío, lo que convertimos en algo muy útil. Por lo tanto, no vimos a nadie más que a nuestros seres queridos, y al Sr. Tilson. Esta tarde hemos permitido a los Maling que tomen el té con nosotros. Esperamos, o más bien deseamos, que la Srta. Palmer y las niñas puedan venir por la mañana. Ya sabes que no pudieron venir el miércoles, y no se atreverá a proponer ningún otro día. 

Creo que no enviaré más ropa sucia. No merece la pena pues hay que pagar los dos trayectos del carruaje. Tengo el arrurruz de Anna y tus guantes. 

Que Dios te bendiga. Disculpa la brevedad de ésta. pero debo terminarla ahora, para ahorrarte 43 cent.

Todo mi amor. Tuya afectuosamente.Firma JA

P.D. Me sorprende que no sea asunto mio el dar al Príncipe Regente una copia encuadernada, pero seguiremos los consejos recibidos sobre este asunto.

Me alegro de que le hayas puesto un volante a tu chintz, estoy segura de que debe quedar muy bien, y es lo que yo había pensado.

Nota: la traducción la ha realizado la autora del blog, no con objeto literario, sino por el contenido del estado físico y/o anímico de Jane Austen, por lo que es susceptible de mejoras en el estilo, la interpretación o la traducción de algunos términos.

Fuente: Le Faye, D. (1995), Jane Austen’s Letters, Ed. Oxford University Press