Capítulo 23 Recolocación del mundo al revés
Nada ha salido como debería: Bingley se ha marchado y no le ha propuesto en matrimonio a la mujer que parecía amar, Jane; Jane está sola; Darcy es el malo y Wickham el bueno; Charlotte, que llevaba camino de solterona, ahora va a ser una mujer casada; Longbourn, que tenía que quedar dentro de la familia Bennet, pasará a la familia Lucas; Lizzy, que tenía que distinguir con su ojo crítico, ha sido engañada…. En fin, todo lo que tenía que ser, no ha sido; y todo lo que no estaba previsto, se confirma como real.
El padre de Charlotte intenta mediar y que “haya paz”
(Sir William Lucas) … escuchó todos los comentarios impertinentes con gran amabilidad y paciencia.
La Sra. Bennet es toda agonía. No entiende la irracionalidad de las decisiones de los amantes, para bien, y para mal.

(Sra. Bennet) …. Los amantes son las personas más desagradables…
Realmente, a ella lo que le duele es que SU casa ya no se quedará en su familia. Jane pone en boca de la histérica madre de Lizzy una reivindicación absolutamente racional y feminista. De esta manera, podía expresarla sin parecer demasiado solemne sobre el asunto…
(Sra. Bennet) No puedo comprender cómo es posible que alguien pueda arrebatar conscientemente a las hijas de alguien lo que es su propiedad…
Demasiado pronto, Austen, para reivindicar tales derechos, aunque ya teníamos a una Mary Wollestonecraft ((“En defensa de los derechos de la mujer”, una obra bellísima que os recomiendo, pues, para la época en la que estaba escrita, es casi una tesis doctoral, racional y con argumentos contundentes alejados de cualquier carga emocional –en la medida de lo posible-. Por cierto, era la madre de Mary Shelley, la creadora de Frankenstein. Dos adelantadas).
Austen no se moja, y así lo expresa a través del hombre-padre de Lizzy:
(Sr. Bennet) Dejaré que seas tu misma quien se responda.
Capítulo 24
Este capítulo, como tantos de Austen, es casi un tratado de psicología. He elegido unas cuantas frases, pero Austen dice tanto en tan pocas palabras, es tan nítida, tan neta y tan intensa que cada frase se puede desgranar en un profundísimo contenido, por cierto, lleno de sabiduría. Vamos para allá.
La Sra. Bennet está jugando a ser la auténtica víctima del desplante de Bingley. La que debería de estar llorando por las esquinas es Jane, pero su madre, que ya sabemos que es el niño en el bautizo y el muerto en el entierro, como buena víctima profesional, no deja de hacer aspavientos y comentarios ácidos sin parar, que tiene a la familia, como suele decirse, hasta la coronilla…
(Jane sobre su madre) No puede hacerse a la idea del daño que me hace con las reflexiones contínuas que hace sobre él.
Ni se hace a la idea, ni realmente le importa. Es ella quien tiene el disgusto. Es ella quien tiene una hija a la que se le ha escapado un marido rico. Es ella la que tiene que seguir buscando buen partido para su hija favorita. No, no puede hacerse a la idea del daño que causa a otros porque su disgusto ocupa toda la casa, y no le permite ver el sufrimiento de su querida Jane.
(Jane sobre Bingley) Quedará en mi memoria como el hombre más amable que haya conocido, y ahí se acabará todo.
Jane está intentando recomponerse. Hace bien.
(Jane) No tengo nada que temer ni que esperar, ni tampoco tengo nada que reprocharle.
Bieeen, vas bien, Jane.
(Jane) Lo que me reconforta de manera inmediata es que no se ha tratado más que de un error de mi imaginación, y que no ha hecho daño a nadie más que a mí misma.
Genial, Jane. Realmente, es la mejor manera de afrontarlo. Lizzy no puede más que reconocer la grandeza de su hermana en estos momentos.
(Lizzy sobre Jane) Tengo la sensación de que nunca te he hecho justicia, o de que no te he querido tanto como te mereces.
Guau, eso sí que es reconocer a una hermana…. Pero, cabezoncilla como es, tiene que sacar su argumentación sobre el asunto, y empezamos…
(Lizzy) Deseas pensar que todo el mundo es respetable.
(Lizzy) Yo solamente quiero pensar que eres perfecta, y tú no haces más que rebatirlo.
Lizzy se ha quedado estupefacta con los últimos acontecimientos. Nadie ha reaccionado como debería… según su percepción de cómo tendrían que haber sido las cosas…
(Lizzy) Cuanto más conozco del mundo, más insatisfecha estoy con él… Cada día se confirma mi creencia sobre la incoherencia de los caracteres de las personas, y cuán poco puede uno depender de lo aparentemente meritorio o sensato.
Pobre Lizzy. Después del palo que se va a pegar con Wickham, uno duda hasta de la propia incoherencia, de la propia insensatez y del propio mérito: la autoestima por los suelos. Lejos está ahora de saber que estas palabras puedan referirse tanto a sí misma.
De nuevo, un gran consejo de Jane, con la que en otras ocasiones no he estado de acuerdo…
(Jane) … no te permitas ese tipo de sentimientos. Arruinarán tu felicidad.
En vez de hablar de Bingley, pues Lizzy sabe cuánto daño le hace a su hermana, hace como si estuviera hablando de Charlotte…
(Lizzy)… si estuviera convencida de que Charlotte sintiera algo por él, sólo tendría peor opinión sobre su capacidad de discernimiento que la que tengo ahora sobre su corazón.
Lizzy no traga a Mr. Collins, está claro…
(Lizzy) la mujer que se case con él, no puede tener capacidad para pensar correctamente.
La siguiente frase es de esas que desgranaría casi palabra por palabra. No le falta razón y hay que analizarla profundamente, pues va directamente al grano de la cuestión:
(Lizzy) Lo que no puedes hacer, sólo por querer satisfacer a alguien, es cambiar lo que significan las palabras principios e integridad, ni tampoco debes de esforzarte en persuadirte a ti misma, o a mi, de que el egoísmo es prudencia, y de que la falta de sensatez ante el peligro sea un seguro hacia la felicidad.
¡Chapeau! No se puede decir más con menos.
Lizzy está criticando lo que ya hemos hecho aquí anteriormente. Jane tiene cierta tendencia a autoengañarse intentando ver bueno lo que no lo es. Quien quiera saber más sobre el asunto, os remito a una entrada que he escrito sobre si es positivo el pensamiento positivo. Positivo no tiene que ver con “happy go lucky”, sino con la capacidad de afrontar las distintas situaciones de la vida de la manera más eficaz posible. Y eso no siempre supone un «hacer como que no se ha visto nada», como bien apunta Austen en la última frase.
Lógicamente, Jane se espanta ante la reflexión de su hermana.
(Jane) Creo que tu lenguaje cuando hablas de ambos es demasiado fuerte.
Aunque hace, de nuevo, algunas reflexiones muy valiosas.
(Jane) No debemos de estar tan predispuestos a creer que se nos haya podido dañar intencionadamente.
(Jane) Muy a menudo es simplemente nuestra vanidad la que nos engaña.
(Jane) Las mujeres suelen pensar que la admiración significa mucho más de lo que es en realidad.
Tomad nota si sois de las que caeis rendidas ante unas cuantas palabras halagadoras. Lizzy remata poniendo el contrapunto.
(Lizzy) Y los hombres se encargan de que las mujeres se lo crean.
Bueno, no le falta razón a ninguna de las dos.
Ahora tenemos otra buena reflexión de Lizzy. A veces se hace daño “sin querer”, y uno también tiene que estar atento a sus acciones. La intención cuenta, pero las consecuencias son las que duelen.
(Lizzy) .. sin tener la intención de hacer daño, o de hacer infelices a los demás, puede ocurrir un error, y que haya consecuencias miserables.
¿Cómo?
(Lizzy) Actuar sin pensar, falta de atención a los sentimientos de las otras personas, e incapacidad para tomar una decisión, serán suficientes para que ocurra.
Jane está confundida ante la claridad de Lizzy.
(Lizzy) Si continúo, te haré sentir mal diciendo lo que pienso sobre personas a las que tienes en estima. Detenme mientras puedas.
Jane es muy noble y piensa que todo el mundo se rige por sus altos ideales. Lizzy se encarga de hacerle poner los pies en tierra.
(Lizzy) Ellos pueden desearle muchas cosas aparte de su felicidad; pueden desear que aumente su fortuna y lo que ella conlleva; pueden desear que se case con una mujer que tenga toda la importancia del dinero, de los contactos excelentes, y del orgullo.
Jane sigue creyendo en la rectitud de Bingley.
(Jane) Si estuvieran convencidos de que está enamorado de mí, no intentarían separarnos; y si lo estuviera, no podrían tener éxito en sus planes.
Jane sigue intentanto recuperarse. Ya hemos comentado que digerimos mejor el error que la maldad (ésta es indigerible). Así que, hay que buscar argumentos que podamos pasar por el tamiz de nuestros sentimientos sin que se nos rompa el alma…
(Jane) No me avergüenzo de haberme equivocado o, al menos, es más leve, realmente no es nada comparado con lo que sentiría si pensara mal de él o de sus hermanas.
Y así se lo pide a Lizzy.
(Jane) Déjame que lo interprete así… a la luz de lo que yo realmente pueda comprender.
Es decir, el error, no la mala intención hacia su persona.
Nos falta el puntito irónico el Sr. Bennet a toda esta historia. Ya era hora…
(Sr. Bennet) Tu hermana ha sufrido un desengaño amoroso. Tengo que felicitarla… a las chicas les gusta sufrir algún desengaño de vez en cuando… les da un tipo de distinción entre sus amigas. ¿Cuándo te va a tocar a ti? No llevarás muy bien que tu hermana te gane en algo durante mucho tiempo…
¿Qué os parece? No estoy de acuerdo, no a todo el mundo nos gusta sufrir… pero el Sr. Bennet hace un poco de profeta… o era demasiado “listo”
(Sr. Bennet) Deja que Wickham sea quien se encargue de ello.
Lizzy le sigue el rollo a su padre…
(Lizzy) No todos podemos esperar tener tanta suerte como Jane.
Wickham era visitante frecuente en Longbourn. Se había ganado la simpatía de todos. Como decíamos, se confirmaba el absurdo mundo al revés…
— Para todo el mundo, el Sr. Darcy había sido ya sentenciado como el peor de los hombres.
¡Bravo Wickham! Eres un campeón…
Y ahora… ¡¡¡A VOTAR!!!
Gracias, Mila, una vez más por tus comentarios y análisis. Cuánto jugo puede sacársele a O&P!
Qué tensionante es ese momento en una historia en que todo está «patas para arriba», en que todo está fuera de lugar y el «malo» parece triunfar, y el «bueno» es malinterpretado. Ay, me da una angustia… Por suerte, Jane Austen se ocupa en todas sus novelas de hacer justicia: poner cada cosa en su lugar al final de cada historia, cada uno recoge lo que sembró. Wickham es hoy un «winner», y al final, un pobre tipo. Darcy es hoy un hombre detestable, y al final, se lleva el premio mayor que representa el amor de una mujer auténtica (aunque con defectos) como Lizzy. ¿Si ocurre esto en la vida real? Yo creo que sí, en la mayoría de los casos. Soy de las que creen firmemente en la justicia de la vida, en que, a la corta o a la larga, cada cosa ocupa su lugar, cada uno cosecha lo que siembra.
Pues me voy a poner el mono de trabajo y voy a por la segadora ¡que ya va tocando! 🙂 Bueno, ya sabes que es broma. Si, Jane lo hace así, y además con ironía, sin el dramatismo romántico posterior. La verdad es que es absolutamente genial. Se podría comentar cada frase de cada capítulo pero haríamos de esto un auténtico tostón… así que, nos quedamos con lo más suculento y divertido!! 😉
Sí, querida, vos estate siempre atenta, y más que con el mono, con un lindo vestidito y bien peinada, que uno nunca sabe con quién te podés topar en una esquina…
De todos modos, y más allá de toda broma, de verdad pienso que existe una especie de justicia «de la vida» que acomoda todo de acuerdo a lo que uno es y cómo se ha comportado. No me refiero a que necesariamente toda buena mina (mujer, en argentino coloquial) va a encontrar a un Mr Darcy o a que todo buen tipo (léase, hombre) va a sacarse la lotería. Pero sí que la buena gente siempre tiene a su lado buenos amigos, y el que es mala persona, antes o después, termina solo como loco malo (aunque parezca muy acompañado). Y el poder tener a tu lado gente que te ame en serio es el mejor bálsamo contra cualquier problema que la vida te pueda imponer. Y en definitiva, es lo que te garantiza vivir esos momentos fugaces que llamamos felicidad.
Snifffff……
No llores, demasiada filosofía barata para una tarde de sábado (acá son las 5:10 pm). Time for tea!!!
Habrás visto que he salido al quite con Forrest Gump… De lo mejor, lo superior… Yo voy a ver si ceno…
Ahora en serio…. 🙂 Como decía el ínclito Forrest Gump, la vida es una caja de bombones. Esa es la mejor filosofía para poder degustarlos sin disgustos y sin expectativas…
Con razón engordo!!!!!!!!!! si la vida es una caja de bombones!!!!!!!!! Y a mí que me gusta tanto vivirla!
El caso es que ya decía yoooo…… Así qué va a ser eso!!! 😉